El Mediterráneo proporcionó color y luminosidad a los grandes maestros. Una magnífica exposición reúne las obras que les inspiraron este mar y sus paisajes. Por Suzana Mihalic
El autor: Pierre Bonnard (Fontenay-aux-Roses, altos del sena, 1867-Le Cannet, 1947)
Color, intimidad y sentimientos
Fue uno de los militantes más destacados del grupo Nabis, que aglutinaba a artistas interesados sobre todo por el color. Querían transmitir sentimientos y emociones en sus obras, a menudo realizadas en espacios íntimos: Bonnard pintó a bastantes mujeres en escenas cotidianas. Fue un creador muy versátil que también realizó ilustraciones para publicidad. Los nabis prepararon el terreno para la llegada del arte abstracto con sus yuxtaposiciones de colores y sus interpretaciones subjetivas de la realidad.
Pierre Bonnard / Paysage, Le Cannet, ca. 1927 / Óleo sobre lienzo / 43 x 61 cm / Collection du Centre Pompidou, MNAM/CCI, Paris, en dépôt au Musée de l.Annonciade de Saint-Tropez. / Inv. 1955.1.42; AM 3841 P / © Pierre Bonnard, VEGAP, Madrid, 2018
1. La composición: de postal
Al igual que sus contemporáneos, Pierre Bonnard descubrió la luz del Mediterráneo y nos muestra aquí una vista panorámica del pueblo Le Cannet, del sur de Francia. Enfoca la imagen como si se tratara de una postal. La vegetación abundante que se ve en el primer plano parece que va a salirse del marco. Es una imagen bastante realista. El campanario y los edificios de la colina permanecen en la actualidad.
2. Preparación: apuntes del natural
Bonnard no pintaba en directo, sino en su estudio. Utilizaba bocetos e incluso fotografías hechas previamente en el lugar para luego interpretarlos a su manera. Para Bonnard, lo importante era capturar el espíritu del momento y no tanto lograr una reproducción fidedigna de la escena. Por eso no era extraño que añadiera elementos de su cosecha y se inventara algún árbol o edificio que en el lugar original no estaban.
3. Formas: hacia lo abstracto
Si no fuese por los edificios pintados con cierta perspectiva, la imagen parecería muy plana y con una connotación bastante abstracta. Las formas que componen las palmeras, los árboles y demás plantas no tienen contornos. Es el color el que determina la forma y anuncia el camino que tomaría la obra tardía de Bonnard, acercándose a una abstracción similar a la del tardío Monet y al impresionismo.
4. Color: lo más importante
Para Bonnard, el color era el fin último. Cuando lograba un tono con el que estaba particularmente a gusto, lo utilizaba incluso para retocar obras ya terminadas. En una ocasión lo hizo en un museo, distrayendo al guardia. Aquí, el color lo es todo. No está fijado sobre un fondo opaco y las pinceladas blancas, intercaladas, dan al cuadro mucha ligereza.
5. Cuadro: como un telón teatral
Pierre Bonnard era polifacético. También fue diseñador de muebles, ilustrador de libros y escenógrafo de teatro. Sus dotes artísticas tan versátiles se hacen notar también en su pintura, que tiene algo teatral. Aquí, fachadas coloridas de los edificios rodeados de paisaje sin que aparezcan formas humanas recuerdan al telón de fondo del teatro.
6. Pinceladas: caóticas
Pinceladas muy dispersas recorren el lienzo. El cielo es monocromo, salvo por los trazos blancos, que parecen garabatos, casi infantiles, que iluminan la composición. Otras pinceladas, como las de las copas de las palmeras, son más ordenadas y se apoyan en finas líneas negras. En la parte izquierda predominan los círculos sobre las flores coloridas.
PARA SABER MÁS
Fundación Mapfre: Redescubriendo el Mediterráneo. Hasta el 13 de enero de 2019. Paseo de Recoletos, 23. Madrid.