Una visita al inconsciente
Los grandes museos rinden homenaje a esta destacada figura del surrealismo, que fue esposa del artista Max Ernst. Por Suzana Mihalic
El autor: Dorothea Tanning (Illinois, 1910-Nueva York, 2012)
Diseñadora de sueños y delirios
Durante su larga vida (falleció a los 101 años), Dorothea Tanning tocó muchos palos: fue pintora, ilustradora, diseñadora de joyas y de vestuario (trabajó con el mítico coreógrafo Georges Balanchine), escultora, escritora y poeta. Fue una figura del surrealismo ensombrecida por haber estado casada con Max Ernst. Su surrealismo gótico sembrado de fantasía derivó luego hacia el impresionismo. El Museo Reina Sofía le dedicó una gran retrospectiva mundial que ahora se puede ver en la Tate Gallery de Londres.
Dorothea Tanning, Eine Kleine Nachtmusik 1943. Tate. © DACS, 2019
1. El motivo: un hotel surrealista
Esta obra de la musa norteamericana del surrealismo es una de las más representativas de su primera época. Muestra una escena onírica situada en lo que parece ser la segunda planta de un hotel. El toque surrealista es evidente: las puertas son muy altas. La sensación de amplitud se hace más intensa gracias a la moqueta roja, que cruza la composición en diagonal y sugiere que el pasillo se prolonga por ambos lados.
2. Los símbolos: las puertas a lo desconocido
En su juventud, Dorothea Tanning era muy aficionada a las novelas góticas de terror. Esas lecturas se perciben en este cuadro, que desprende aires sobrenaturales. Una luz misteriosa sale de la última puerta en un hotel sin más huéspedes a la vista. Es inquietante. Las puertas son una constante a lo largo de su obra. Son un símbolo, una metáfora del camino de entrada a lo desconocido e inesperado.
3. Los personajes: ¿niñas o muñecas?
Las dos figuras parecen niñas, pero una mirada más atenta desvela que la pequeña que se apoya sobre la puerta 207 es una muñeca. Su línea capilar frontal muestra una cabeza hueca de la que sale el cabello en una coleta que está insertada artificialmente. Las dos figuras llevan faldas desgarradas, como si hubieran estado en una pelea. Como dijo la artista, en esta obra «todo gira en torno a la confrontación».
4. El color: tenebroso
Predominan los colores muy planos y con tonalidades fuertes: el rojo sangre de la alfombra, el verde hierba de las paredes o el amarillo fuerte de la flor, que coincide -a propósito- con el amarillo de la luz penetrante. La luz se mueve hacia el lado izquierdo del cuadro, mientras que el lado derecho se pierde en la oscuridad de la sombra.
5. El girasol: desproporción y miedo
El girasol, de tamaño desproporcionado, despliega su flor y su tallo sobre el suelo. Los pétalos se esparcen por la escalera. ¿Por qué la muñeca sujeta uno? Dorothea Tanning ha explicado que porque la flor ha participado en la lucha. Y que así transmite dos cosas: que cualquier cosa puede pasar y que nos tendremos que enfrentar a nuestros miedos más terribles.
6. Pose: de combate
La niña con el pelo hacia arriba tiene una pose de lucha, con el puño de la mano derecha cerrado y con las piernas abiertas: está preparada para atacar mientras observa a su enemigo, el girasol. Irónicamente, para esta obra tan siniestra, Dorothea Tanning eligió el título Pequeña serenata nocturna, igual que la muy alegre pieza musical de Mozart.
PARA SABER MÁS
Tate modern. Exposición: Dorothea Tanning. Hasta el 9 de junio de 2019.