La llegada al mundo de Zander, fotografiado por Belle Verdiglione, ganó el premio de 2019 de la Asociación Internacional de Fotógrafos Profesionales de Nacimientos (IAPBP son sus siglas en inglés). Zander nació en un parto acuático en Perth (Australia). A este asistieron su padre, su hermana y su abuela. Los fotógrafos profesionales de nacimientos cobran unos mil euros.
Cesárea de emergencia en Leiden (Holanda). Los médicos sacan al hijo de Nathalies dentro de la bolsa amniótica. Los partos velados no son frecuentes: la bolsa no se ha roto, el bebé sigue dentro, sumergido en líquido amniótico. En España a esos niños los llaman ‘enmantillados’ por haber nacido como envueltos en una mantilla.
Nelle observa a su hermano Cisse, que acaba de nacer en una bañera transparente a la que se ha trasladado su madre cuando ha llegado la fase expulsiva del parto. Durante la dilatación, Nelle se sumergió junto con su padre, su madre y su abuela en una gran bañera de la clínica de Ostende (Bélgica), donde tuvo lugar el nacimiento. Su abuelo -padre de su madre- asistió al parto como ginecólogo. No siempre los partos son felices: «Una vez me llamaron para fotografiar el nacimiento de un prematuro de 23 semanas. Los padres sabían que no estaba vivo, pero querían una foto de su hijo», cuenta Belle Verdiglione.
Ashley -canadiense de 34 años- palpa la cabeza de su hija Amila, que ya ha salido. Los fotógrafos especializados en partos dicen que su trabajo consiste sobre todo en captar emociones. También destacan que es un oficio agotador. «A menudo me sacan de la cama a mitad de la noche. Tengo que mantenerme alerta durante muchas horas. Paso hambre y me canso mucho», dice la fotógrafa Belle Verdiglione.
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