Alfonso, el fotógrafo de la España en blanco y negro
Sus imágenes son un paseo por la historia de España de la primera mitad del siglo XX. Pionero del fotoperiodismo, la cámara de Alfonso -y la de su hijo- ayudó a construir la memoria visual del país. Ahora, 23 de sus imágenes más icónicas se muestran por primera vez en la Galería La Fábrica, en Madrid. Por Fernando Goitia
1 Alfonso, el fotógrafo de la España en blanco y negro · Cabalgando por la historia
En 1934 fotografió en la Plaza Mayor el montaje de la estatua ecuestre de Felipe III. Al acabar la guerra, que vivió en Madrid cambiando fotos por comida, Alfonso -autor de una célebre imagen de la proclamación de la República- perdió su credencial. Aun así, el propio Franco solicitó sus servicios en 1949 para hacerse un retrato (portada de ABC en 1956). Con la democracia, su archivo recuperó la luz ilustrando como pocos los grandes episodios de la primera mitad del siglo XX.
En 1934 fotografió en la Plaza Mayor el montaje de la estatua ecuestre de Felipe III. Al acabar la guerra, que vivió en Madrid cambiando fotos por comida, Alfonso -autor de una célebre imagen de la proclamación de la República- perdió su credencial. Aun así, el propio Franco solicitó sus servicios en 1949 para hacerse un retrato (portada de ABC en 1956). Con la democracia, su archivo recuperó la luz ilustrando como pocos los grandes episodios de la primera mitad del siglo XX.
2 Alfonso, el fotógrafo de la España en blanco y negro · El don de la ubicuidad
En 1909 cubrió la guerra de Marruecos y al regresar a España, empujado por el prestigio de su cobertura del conflicto, montó su propia agencia de prensa para inmortalizar todo tipo de eventos sociales, culturales, deportivos y políticos. El legado de aquella empresa, hoy propiedad del Estado, consiste en más de medio millón de fotografías, como esta tomada en los albores de nuestra aviación comercial.
En 1909 cubrió la guerra de Marruecos y al regresar a España, empujado por el prestigio de su cobertura del conflicto, montó su propia agencia de prensa para inmortalizar todo tipo de eventos sociales, culturales, deportivos y políticos. El legado de aquella empresa, hoy propiedad del Estado, consiste en más de medio millón de fotografías, como esta tomada en los albores de nuestra aviación comercial.
3 Alfonso, el fotógrafo de la España en blanco y negro · Triunfo en Nueva York
Alfonso destacó enseguida, pese a su juventud. Con 24 años (en 1904) ganó un prestigioso premio de fotografía en Nueva York y poco después asumió el mando de la sección gráfica del recién nacido El Gráfico, diario que contó con columnas de Galdós, Valle-Inclán -a quienes retrató- o Emilia Pardo Bazán. Fue entonces cuando empezó a firmar como ‘Alfonso’. Bajo estas líneas, una fiesta popular en Madrid, en 1932.
Alfonso destacó enseguida, pese a su juventud. Con 24 años (en 1904) ganó un prestigioso premio de fotografía en Nueva York y poco después asumió el mando de la sección gráfica del recién nacido El Gráfico, diario que contó con columnas de Galdós, Valle-Inclán -a quienes retrató- o Emilia Pardo Bazán. Fue entonces cuando empezó a firmar como ‘Alfonso’. Bajo estas líneas, una fiesta popular en Madrid, en 1932.
4 Alfonso, el fotógrafo de la España en blanco y negro · Empujado a disparar
Alfonso Sánchez García fue un fotógrafo precoz. Tenía 11 años cuando murió su padre y se puso a trabajar en diversos oficios hasta que, con 13, entró como aprendiz en el estudio del fotógrafo Amador Cuesta. Su carrera fue meteórica, publicando aún adolescente en revistas y diarios, hasta fundar con 27 años su propio estudio. Bajo ese paraguas construyó una de las crónicas gráficas más completas de la primera mitad del siglo XX. En su agencia, llamada Alfonso, también trabajaron sus hijos. Alfonso Sánchez Portela, el mayor, es el autor de esta Vendedora de pavos en la plaza Santa Cruz de Madrid, de 1925.
Alfonso Sánchez García fue un fotógrafo precoz. Tenía 11 años cuando murió su padre y se puso a trabajar en diversos oficios hasta que, con 13, entró como aprendiz en el estudio del fotógrafo Amador Cuesta. Su carrera fue meteórica, publicando aún adolescente en revistas y diarios, hasta fundar con 27 años su propio estudio. Bajo ese paraguas construyó una de las crónicas gráficas más completas de la primera mitad del siglo XX. En su agencia, llamada Alfonso, también trabajaron sus hijos. Alfonso Sánchez Portela, el mayor, es el autor de esta Vendedora de pavos en la plaza Santa Cruz de Madrid, de 1925.
5 Alfonso, el fotógrafo de la España en blanco y negro · Un trabajo en equipo
En 1919, la Agencia Alfonso contaba ya con más de 20 empleados, y sus fotógrafos -incluidos sus hijos Alfonsito, Luis y José- firmaban como ‘Alfonso’. En cualquier caso, la marca se asocia sobre todo al fundador y al primogénito, autor de imágenes como esta de las fiestas madrileñas de San Antonio, en los primeros años treinta.
En 1919, la Agencia Alfonso contaba ya con más de 20 empleados, y sus fotógrafos -incluidos sus hijos Alfonsito, Luis y José- firmaban como ‘Alfonso’. En cualquier caso, la marca se asocia sobre todo al fundador y al primogénito, autor de imágenes como esta de las fiestas madrileñas de San Antonio, en los primeros años treinta.
6 Alfonso, el fotógrafo de la España en blanco y negro · Retratos que hacen época
Además de ser el gran reportero de principios de siglo, fue el mejor retratista de ese periodo. Posaron para él políticos como Canalejas, Maura o Pablo Iglesias; escritores como Machado, Baroja y Lorca; o pintores como Sorolla y Romero de Torres, cuyo retrato en su estudio, en 1919, es una de las 23 imágenes exhibidas estos días en La Fábrica.
Además de ser el gran reportero de principios de siglo, fue el mejor retratista de ese periodo. Posaron para él políticos como Canalejas, Maura o Pablo Iglesias; escritores como Machado, Baroja y Lorca; o pintores como Sorolla y Romero de Torres, cuyo retrato en su estudio, en 1919, es una de las 23 imágenes exhibidas estos días en La Fábrica.
7 Alfonso, el fotógrafo de la España en blanco y negro · Retratar la muerte
A Alfonso se le dio bien fotografiar la muerte, ‘secuela’ quizá de su experiencia bélica. En 1912 ganó notoriedad fotografiando el cadáver de José Canalejas, jefe del Gobierno asesinado por un anarquista. Tres años después le realizó un retrato similar a Ramón y Cajal en plena clase de disección.
A Alfonso se le dio bien fotografiar la muerte, ‘secuela’ quizá de su experiencia bélica. En 1912 ganó notoriedad fotografiando el cadáver de José Canalejas, jefe del Gobierno asesinado por un anarquista. Tres años después le realizó un retrato similar a Ramón y Cajal en plena clase de disección.