Las ‘invitadas incómodas’ del Museo del Prado
El Museo del Prado dedica una gran exposición a las mujeres. A las que empuñaron los pinceles y a las que aparecieron en los lienzos. ‘Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931)’ es un repaso a su situación durante casi un siglo. Y un homenaje. Por Fátima Urrribari
Lo de invitadas no es por relegarlas a un segundo plano, sino que alude a que «las mujeres que aparecen son pocas veces protagonistas por voluntad propia y rara vez están en los lugares que desean; sólo fueron invitadas incómodas en la escena artística de su tiempo», dice Miguel Falomir, director del Museo del Prado.
La mujer, mejor tradicional
«Frente a la imagen de la mujer moderna y liberada que empezó a imponerse en las primeras décadas del siglo XX, algunos ámbitos artísticos salieron en defensa de la tradición», se cuenta en la exposición del Museo del Prado.
Una Manola. Ignacio Zuloaga y Zabaleta. Óleo sobre lienzo. Hacia 1913. Madrid, Museo Nacional del Prado.
De carácter débil
Algunos artistas interpretaron la «debilidad de carácter» femenino «en imágenes desenfadadas con títulos como Soberbia, Pereza o Sed de venganza, que, bajo su apariencia intrascendente, revelaban una clara crítica», explican desde el Museo del Prado.
Soberbia. Baldomero Gili y Roig (siglo XIX) Óleo sobre lienzo h. 1908. Madrid, Museo Nacional del Prado (depositado en La Rioja, Logroño, Museo de Bellas Artes de La Rioja).
Como en un folletín
«La Exposición Nacional de 1895 supuso el triunfo de un nuevo subgénero sentimentalista, inspirado en los folletines o novelas por entregas: el de las hijas pródigas que, tras haberse dejado seducir por un hombre, retornaban al hogar implorando el perdón paterno», se señala en la exposición del Museo del Prado. También hay obras de denuncia social como ésta, que aborda la prostitución.
La bestia humana. Antonio Fillol Granell (1870-1930) Óleo sobre lienzo. 1897. Madrid, Museo Nacional del Prado.
Un paso al frente
«En las últimas dos décadas del siglo XIX la presencia de mujeres artistas en los certámenes públicos aumentó de manera notoria», cuentan desde el Museo del Prado sobre la exposición Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931).
Autorretrato de cuerpo entero. Marisa Roësset (María Luisa Roësset y Velasco). Óleo sobre lienzo. 1912. Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Sin protagonismo
No era habitual que las mujeres artistas se representaran como tales. Joaquín Espalter sí mostró a su sobrina Joaquina Serrano pintando, pero «lo hizo en el interior de su atelier, con ella desdibujada al fondo», comentan desde el Museo del Prado.
Interior de un taller. Joaquín Espalter y Rull, (1809 – 1880). Óleo sobre lienzo h. 1875-1880. Madrid, Museo Nacional del Romanticismo.
Censura y abuso
«En la Exposición Nacional de 1906 se consideró indigna la obra El sátiro, de Antonio Fillol, una pintura social cuyo argumento, en opinión del jurado, sobrepasaba los límites de lo admisible». El lienzo mostraba a una niña identificando a su abusador.
El sátiro. Antonio Fillol (1870-1930). Óleo sobre lienzo. 1908. Colección Familia Fillol.
Adoctrinadas por los hombres
En la exposición Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931) sostienen que «fueron habituales las escenas en las que padres y abuelos transmitían con gravedad valores morales a sus hijas y nietas, con lo que se producía una jerarquización del discurso».
El consejo del padre. Plácido Francés y Pascual (1834-1902). Óleo sobre lienzo. 1892. Madrid, Museo Nacional del Prado (depositado en La Coruña, Museo de Bellas Artes de La Coruña).
Desnudas
Hay un apartado de la exposición dedicado a los desnudos. «Diversos artistas finiseculares centraron la mirada en el posado artístico, del que llegaron a participar niñas en su transición a la edad adulta», se cuenta en la exposición Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931).
Crisálida. Pedro Sáenz Sáenz (1863 – 1927). Óleo sobre lienzo 1897. Madrid, Museo Nacional del Prado (depositado en Sevilla, Cuartel General Fuerza Terrestre del Ejército del Aire).
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