Un surfista y cineasta noruego crea las tablas más sostenibles y ecológicas del mundo para coger olas en las islas Lofoten. Por E. F.
• Surf a 13 grados bajo cero en las Islas Lofoten
Las tablas, sí, se derriten según se surfea. Creadas por el cineasta y surfista noruego Inge Tamburaci Wegge, de 33 años, las tablas del proyecto Surf de Hielo se acaban de probar por primera vez en Straumnes, una localidad en las islas Lofoten, en el círculo ártico. Era preciso probarlas en pleno invierno, a 5 grados bajo cero de temperatura exterior y 3 grados en el agua, lo más fría que llega a estar al calentarla constantemente la corriente del golfo.
De inicio pesan unos 70 kilos y tardan solo 30 minutos en derretirse
Tras un intento fallido de fabricar las tablas con hielo de un lago congelado extraído con motosierra, Wegge las creó entonces con un molde en una cámara frigorífica de pescado congelado, en Svolvaer, a 20 grados bajo cero. Un hielo fuerte como el acero, en cuya superficie colocó a su vez hierbas y algas, para que los pies de los surfistas no patinaran mucho. Con una media de 70 kilos, en vez de los 3 o 4 de una tabla estándar, estas de hielo son difíciles de mover en la playa y no duran en el agua salada más de media hora. Para este primer intento, solo se probaron 6. Pero ya están fabricando otras, entre 20 o 30, para probarlas hasta que funcionen a la perfección.
Inge Wegge (de negro) y un amigo ultiman una tabla de hielo en Delp, sitio conocido entre los surfistas. «Tienes una tabla diferente cada dos minutos -dice Wegge-, es una cosa viva, no un material muerto que te transporta. Es hermoso, pero se acaba. Una locura».
El surfista sueco Pontus Hallin entra al mar con su tabla ya derritiéndose. Al principio, es demasiado gruesa para surfear. Luego siguen algunos momentos de gracia. Arriba: Hallin, sentado en su tabla, a la espera de una ola.
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