.El tamaño importa.. pero poco. El reto es lograr que las lanzaderas que ponen en órbita satélites o naves no estallen en el proceso… Y sean reutilizables
A nadie le gusta tirar mil millones de dólares a la basura, y menos en estos tiempos. Sin embargo, esto es lo que ha ocurrido hasta ahora con las lanzaderas cada vez que han puesto un objeto en órbita ya sea un satélite o una nave tripulada con destino a la Luna o a la Estación Espacial Internacional. Las lanzaderas espaciales algunas con nombres que forman ya parte de nuestro imaginario, como el Ariane 5 de la Agencia Europea del Espacio o el Shuttle de la NASA se desintegraban en la atmósfera una vez cumplida su misión.
Pero ya hay una excepción: el pasado 21 de diciembre, la Falcon 9 realizaba un viaje de ida y vuelta al espacio… Y aterrizaba sana y salva a diez kilómetros de cabo Cañaveral. Todo un hito que no han conseguido repetir: desde entonces ha habido dos intentos fallidos, en enero y marzo de este año. Con todo, las lanzaderas reutilizables han demostrado ya su viabilidad. Detrás de este empeño se encuentra una compañía privada. SpaceX, fundada por el visionario Elon Musk, el magnate que creó la plataforma de pago PayPal y los coches eléctricos Tesla.
Objetivo: abaratar el coste de la exploración espacial para facilitar la llegada del hombre a Marte. Entretanto, nos beneficiaremos todos: de estas lanzaderas dependen los satélites de telecomunicaciones, los meteorológicos, el GPS…
EN CIFRAS
- 60 millones de dólares es lo que ha costado la Falcon 9. Un récord, por lo barato. El cohete low cost es el que hará el espacio accesible.
- 50 kilos de combustible son necesarios por cada kilogramo que queremos poner en órbita.
- Shuttle (EE.UU.) Este modelo ya no está operativo.
- Shozuz FG (Rusia)
- Vega (Europa)
- Falcon 9 (EE.UU.) La primera lanzadera reutilizable.
- SLS IB Crew (EE.UU.)
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