1668: Newton ante el espejo
El telescopio reflector, utilizado por primera vez por Isaac Newton, contaba con un espejo curvo de 3 cm de diámetro en lugar de lentes, y al no llevarlas, no sufría la aberración cromática (desviación de la luz) del de Galileo. Era, además, tan potente como un refractor diez veces más largo.
1789: En busca del planeta perdido
Tras descubrir Urano, William Herschel se lanzó a construir telescopios de gran tamaño llegó a crear uno con un espejo de 1,22 m de diámetro en un tubo de 12,2 m de largo (el de Newton era de 3 cm en un tubo de 15 cm) y descubrió la sexta luna de Saturno y varias galaxias.
1845: Más grande, más alto
Construido por William Parsons, tercer Conde de Rosse, fue el más grande del mundo durante 74 años: un espejo de 1,83 m de diámetro en un tubo de 8 m. Con él se vio por primera vez la estructura espiral de muchas nebulosas. Fue el último gran reflector con espejo metálico (cobre y estaño).
1917: Y sin embargo, se expande
El llamado telescopio de Hooker, en honor del empresario que lo financió, tiene un espejo de vidrio bañado de plata de 2,5 m de diámetro y fue ideado por el astrónomo George Hale. Está en el Monte Wilson y ayudó a establecer la teoría de la expansión del universo de Edwin Hubble.
1949: Tres, o más, en uno
Está en San Diego, California, y cuenta con varios telescopios, entre ellos, el Hale, el Sleuth y el Samuel Oschin, que, en 2005, detectó un cuerpo más grande que Plutón, en las regiones periféricas de nuestro Sistema, en el Cinturón de Kuiper, y que algunos han llamado el décimo planeta.
1996: Un universo muy, muy lejano
Los «gemelos Keck» de la Nasa fueron construidos en 1993 y 1996 a 4.200 m, en la cima del volcán Mauna Kea, en Hawái, y han sido los más grandes hasta el estreno del Gran Telescopio Canarias. Con espejos de 36 paneles hexagonales y un diámetro de 9,8 m, alcanzan galaxias muy remotas y supernovas.
2009: Canarias, el mayor del mundo (hasta ahora)
Está en el Observatorio del Roque de los Muchachos y es el mayor telescopio del mundo. Para la captación de imágenes, introduce la óptica adaptativa, una ambiciosa técnica que compensa las aberraciones que la luz sufre a su paso por la atmósfera.
En 1609 Galileo presentó el primer telescopio para observar el firmamento. Iniciando así una fascinante historia que marcó un antes y un después de la astronomía. Galileo no inventó el telescopio, lo hizo el holandés Hans Lippershey, aunque si fue el primero en usar uno para estudiar el cielo. Sus hallazgos impulsaron el desarrollo de nuevos y cada vez más potentes observatorios. Por F.J.A. / Fotos: Cordon Press.
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