La úlima hornada de la Medalla Fields -el Nobel de las Matemáticas, otorgado cada cuatro años y solo a menores de 40 años- reconoció en 2018 a cuatro jóvenes que, con sus hallazgos, han abierto nuevas vías a la resolución de problemas que obsesionan a los matemáticos desde hace décadas. Por Carlos Manuel Sánchez
• El refugiado convertido en genio matemático
Las matemáticas de las formas
La especialidad de Caucher Birkar es la geometría algebraica. Cualquier ecuación define una forma geométrica: puede ser una recta, una elipse, un óvalo… La variedad es infinita. Birkar ha conseguido categorizar el vastísimo mundo de las ecuaciones mediante unos pocos parámetros.
Hasta hoy, solo una mujer la ha logrado, la iraní Maryam Mirzajani, fallecida en 2017 de un cáncer de mama. Casualmente a los 40
No, gracias, Zuckerberg…
El alemán Peter Scholze, de 30 años, es otro de los galardonados. Scholze, que fue bajista en un grupo de rock, es muy reservado. Renunció a los cien mil euros del premio New Horizons, que financia Mark Zuckerberg, sin decir por qué, aunque se especuló que considera que las prioridades de Silicon Valley no son compatibles con las de la comunidad científica. Scholze investiga los espacios perfectoides, unos extraños anillos que pueden servir para avanzar en la resolución de las conjeturas de Langlands, que se considera «la gran teoría unificada de las matemáticas».
El problema de Napoleón Bonaparte
El italiano Alessio Figalli (34 años), que iba para futbolista, se ha especializado en el problema del transporte óptimo, que se aplica a la distribución de recursos, ya sea oxígeno a las células o mercancías a una cadena de supermercados. Este problema data de 1790, cuando Napoleón ordenó a Gaspard Monge que hallase la manera menos costosa de transportar arena al frente para construir fortificaciones.
Los pelirrojos, en la Gran Vía
Akshay Venkatesh (indoaustraliano, 36 años) empezó la carrera a los 13 años, la terminó a los 16 y se doctoró con 20. Investiga la hipótesis de Riemann, de 1859, considerada el problema más enigmático de hoy. De hecho, el Instituto Clay dará un millón de dólares a quien lo resuelva. Riemann observó que todos los valores de cierta función caen sobre la misma recta. Para entendernos, en una ciudad poblada por números, todos los ceros ‘vivirían’ en la misma calle. Esto es tan extraño como si todos los pelirrojos de Madrid viviesen en la Gran Vía. El fenómeno se repite. Pero no se ha podido explicar… por ahora.
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