La directora Isabel Coixet recoge su fascinación por la ciudad alicantina en la pantalla y con su cámara de fotos en su nueva película ‘Nieva en Benidorm’. Por L.G/Fotografías: Isabel Coixet

En un principio, se trataba de un documental para mostrar cómo ha cambiado el Mediterráneo en los últimos 50 años. Ese encargo, que formaba parte de un proyecto coral, es el que desató la ‘pasión’ de Isabel Coixet por Benidorm. La directora quería centrarse en la Torre Lúgano, un rascacielos que en 2007 se convirtió en símbolo de la especulación inmobiliaria. Pero fue descubrir Benidorm, y la torre se le quedó pequeña. Como proyecto de investigación, admite, la sobrepasaba, pero lo que ocurría en la ciudad alicantina había que contarlo. Así nació la película Nieva en Benidorm, que se acaba de estrenar.

Las escenas de Ingleses recluidos en hoteles llamados beach resorts pero de los que no salen ni para asomarse a la playa porque prefieren ver durante horas retransmisiones de campeonatos de dardos; strippers con un público de cuatro generaciones diferentes; espectáculos de sexo en vivo a las 12 del mediodía; bufés en los que puedes beber sin límite por 35 euros… «Me explotó la cabeza», reconoce Coixet.

La película muestra Benidorm a través de su protagonista, un bancario inglés jubilado (Timothy Spall) que llega en busca de su hermano y en el proceso descubre a una bailarina de un club nocturno (Sarita Choudhury) que le descubrirá ese Benidorm fascinante y terriblemente humano.

Fotos inéditas tomadas por Coixet durante el rodaje de su película.

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