Un libro recrea la impresionante restauración del Pórtico de la Gloria y saca a la luz sus más antiguos secretos. Por Fátima Uribarri

No han añadido ni gota de pintura. Parece mentira, pero así es. Los doce años de trabajo de más de 50 expertos, españoles y venidos de Harvard, Stanford o Roma, han devuelto al pórtico de la Gloria su fulgor inicial sin sobrepintarlo. Cuando el maestro Mateo lo culminó, en 1188, los rostros de las más de 100 figuras que lo componen relucían en vivos colores. El tiempo había rebajado esos fulgores. La obra llevaba a cabo por el Proyecto de Conservación Preventiva y Restauración del Pórtico de la Gloria los ha restituido.

Las caras brillan porque se pintaron al óleo con aceite de lino

Relucen sobre todo las carnaciones –manos, pies y rostros– porque para conseguir el color carne se utilizaba abundante blanco, rico en plomo. Y relucen más porque se colorearon al óleo «siempre con aceite de lino»; de ahí el brillo aceitoso. Estos secretos se desvelan en el libro Pórtico de la Gloria. Una restauración, editado por la Fundación Barrié y Assouline. El volumen narra el paso a paso de la salvación del pórtico. Sus 150 imágenes ilustran el procedimiento que usó el maestro Mateo: aplicar lapislázuli y oro «en paneles puros» sobre las esculturas de granito; y muestran también las técnicas que –más de 800 años después– se han empleado para sanarlo: láser; microaspiración, reflectancia espectral… Ahora «podemos hacernos una idea de la impresión que causaba el pórtico bajo los rayos del sol poniente», dicen los restauradores.

CARACTERÍSTICAS 

En la foto de apertura se muestra a Moisés con las tablas de la ley. Los brocados de las vestiduras son excepcionales, «se conservan muy pocos ejemplos de este tipo de decoración sobre piedra escultórica», cuentan los restauradores del pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela.

También el detalle de la limpieza parcial del anciano con el organistrum (instrumento medieval). Se han retirado suciedad, sales, restos de naturaleza biológica y productos acrílicos.

Para los estudios de policromía se han usado técnicas que no requieren toma de muestras, como la fluorescencia ultravioleta.

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