Eran solo 12 carteros. Y la idea surgió con unas cartas que nadie recogía en la estafeta
Ya se sabe: el cartero siempre llama dos veces. Y En España lo viene haciendo desde hace dos siglos y medio.
En 1756, durante el reinado de Fernando VI, uno de los asesores de la Corte, Pedro Rodríguez de Campomanes tuvo la idea de crear un cuerpo de carteros que repartiese, casa por casa, los envíos postales que los destinatarios no pasaban a recoger por la estafeta. El 13 de octubre de ese año, él mismo firmaba y entregaba su nombramiento a los 12 primeros carteros urbanos de Madrid, uno por cada cuartel en que se dividió la Corte.
Éstos, armados de sacas con la correspondencia atrasada, se encargaban de repartirla, por lo que cobraban al destinatario un cuarto de real de vellón por el servicio. La novedad pronto se convirtió en norma y, en 1798, los carteros ya proliferaban por toda España. Y como era norma en la época, el gremio pidió una divisa propia en forma de uniforme, compuesto por «casaca azul, vuelta y chupa encarnada, botón dorado con una orla que diga Real Renta de Correos»
Desde entonces, la figura del cartero con su saca y su traje con botones dorados se hizo habitual en el paisaje urbano.