El madrileño paseo de la Castellana albergó un hipódromo, demolido en 1933 para construir allí los Nuevos ministerios. Por Fernando Goitia
Nunca llegó a ser Ascot, pero sí que ejerció como símbolo aristocrático de una época. El hipódromo de la Castellana, un edificio del cual no queda el mínimo rastro en Madrid, fue el principal escenario social de las clases altas durante la Restauración.