Auschwitz, las huellas del infierno

Las vías por las que llegaban los trenes cargados de prisioneros hoy discurren por parcelas particulares y jardines. Una estampa dantesca del horror imborrable de Auschwitz. Por José Segovia / Fotos: Félix Adler

En este lugar fueron asesinadas 1.100.000 personas, un millón de ellas eran judías. No contento con exterminarlas, el reichsführer Heinrich Himmler buscó la manera de que algunos presos colaborasen en el esfuerzo de guerra antes de ser ejecutados. Tras estudiar la situación de los campos de concentración diseminados por el Imperio nazi, consideró que Auschwitz-Birkenau era el único capaz de aunar el trabajo de los presos con el genocidio. Cerca de diez mil prisioneros fueron destinados a la fábrica I. G. Farben. Aquí mandaba Irma Geese, la más sádica de las nazis, era la responsable  de la selección de mujeres para las cámaras de gas en Auschwitz.

1 Auschwitz, las huellas del infierno · La puerta del infierno Vías del tren y puerta de entrada al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau.
2 Auschwitz, las huellas del infierno · Los trenes de la muerte Por estas vías se transportó a los prisioneros judíos a Auschwitz, donde fueron exterminados en las cámaras de gas por el solo hecho de pertenecer a lo que los jerarcas nazis consideraban razas inferiores.
3 Auschwitz, las huellas del infierno · La muerte a un paso En esta vivienda residen Malgorzata y Ryszard, que ven las vías como un escenario cotidiano en el que han criado a su hijo. La puerta del campo de exterminio nazi está a 500 metros de su casa. «Vivimos aquí por la tranquilidad», dicen.
4 Auschwitz, las huellas del infierno · Entre las malas hierbas Las oxidadas vías, medio escondidas entre matorrales y malas hierbas, discurren hoy día a través de los jardines y parcelas de los vecinos que viven junto a este escenario del horror nazi. El Ayuntamiento de la localidad se muestra reacio a conceder licencias de construcción.
5 Auschwitz, las huellas del infierno · Historias que aún resuenan La mayoría de los vecinos de la zona no quiere hablar con la prensa. Cada verano contemplan con indiferencia los autobuses de turistas que aparcan junto al campo de concentración de Auschwitz, actualmente convertido en un memorial. Los beneficios de esas visitas apenas llegan a sus bolsillos.
6 Auschwitz, las huellas del infierno · Volver a casa Los padres de muchos de los que hoy residen junto al campo nacieron y vivieron en Auschwitz hasta que los alemanes los echaron. Los que sobrevivieron a la guerra regresaron a sus casas.
7 Auschwitz, las huellas del infierno · La indiferencia de los vecinos Algunos vecinos reconocen que cuando cuentan dónde viven la gente se queda horrorizada. Muchos les preguntan cómo pueden soportar el recuerdo de aquel horror, pero para ellos este lugar es su hogar.
8 Auschwitz, las huellas del infierno · Un millón de muertos Aunque saben lo que ocurrió aquí entre 1942 y 1945, algunos residentes de Auschwitz aseguran que están contentos de vivir en una zona resguardada de las crecidas de los ríos Vístula o Sola.

En este infierno, el investigador Joseph Mengele -condecorado con la Cruz de Hierro y apodado el Ángel de la Muerte- torturó a infinidad judíos, sometiéndolos a salvajes experimentos.

Hoy en día se pueden contemplar las vías sobre las que circulaban los ‘trenes de la muerte’, cuyos vagones repletos de deportados llegaban a la denominada ‘rampa de los judíos’, situada al este de la puerta principal de Auschwitz. Desde allí, los trenes continuaban durante un trayecto de 1,6 kilómetros hasta las cámaras de gas.

Los vecinos que residen aquí no asocian Auschwitz al Holocausto, sino a sus hogares. Las vías de ferrocarril que llevaron al campo de la muerte a más de un millón de víctimas pasan por delante de sus casas. Pero, para ellos, esos oxidados rieles son solo los vestigios de un pasado oscuro que nada tiene que ver con sus rutinas diarias.

Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, el director de aquel infierno, Rudolf Hoess, fue condenado a muerte. Minutos antes de ser ejecutado por los aliados seguía manteniendo que el asesinato masivo de judíos fue «una solución correcta». Cuando llega el verano, miles de turistas visitan este dantesco lugar, sobre cuya puerta de entrada puede leerse todavía la famosa frase. «El trabajo os hará libres». Más de setenta años después de aquella matanza masiva, la vida sigue su curso en Auschwitz.

Te puede interesar

La hija del creador de Auschwitz: «Papá era el mejor hombre del mundo»

Los 3000 muertos del enfermero Z de Auschwitz

La agencia de viajes que se lucró con el macabro negocio de la deportación de los judíos

 

"conocer"