Miguel Ángel, un escultor único

Miguel Ángel tenía un dominio de la escultura absoluto. Trasladó la tensión muscular o la intensidad de una mirada a la piedra con una veracidad sorprendente.

• La obsesión de Miguel Ángel

Ese dominio de la piedra es evidente en su David. De un bloque de mármol que llevaba aparcado 40 años en el patio de la catedral de Florencia, Miguel Ángel desentraño un guerrero de mirada decidida preparado para disparar su honda. El genio italiano alteró la forma tradicional de trabajar. Preparó la figura (que mide más de cinco metros) con bocetos, dibujos y modelos a pequeña escala de cera y terracota. De ahí pasó a trabajar el mármol, directamente, sin hacer un modelo de yeso a escala real como hacían otros artistas de la época.

Antes del combate. Su David rompió moldes: fue el primero en ser representado a punto de entrar en combate; otros, como Verrocchio, Ghiberti o Donatello, lo mostraron ya victorioso.

Un coloso imposible. El bloque de mármol era gigantesco y había sido dañado por otros artistas que acabaron desistiendo de crear algo con aquella mole. Cuando Miguel Ángel terminó la obra, 40 hombres tardaron cuatro días en trasladarla, en un ingenio creado ex profeso.

Cuerpo perfecto. La superposición de los músculos es perfecta, explica el escultor y académico de Bellas Artes Julio López. Se ha dicho que la cabeza y la mano derecha son demasiado grandes. La desproporción se explica porque la figura iba a ubicarse en lo alto del Duomo de Florencia. así sería más visible.

Símbolo de Florencia. La ciudad se identificó con David: mostraba la victoria del hombre virtuoso frente al tirano. No se instaló en el Duomo, sino en la plaza de la Señoría. Así lo decidió un comité del que formó parte Leonardo da Vinci.

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