Serpientes que escribieron la historia
Las serpientes son veneradas y temidas por igual, pero ¿qué hay detrás de su leyenda?
Los egipcios y los mayas las tomaron como reencarnaciones de sus dioses, los aborígenes las encumbraron a la cima de sus divinidades, los budistas y los griegos las adoraron como representación de la renovación de la vida y los romanos las tomaron como símbolo de la curación. La capacidad de renovar su piel desprendiéndose de la antigua fue, probablemente, el origen de buena parte de esta concepción de las serpientes como símbolo del renacer, de la vuelta a la vida, de la purificación y de la resurrección del cuerpo.
Serpientes que dejaron huella
La encarnación del mal
En su aparición en la Biblia, el diablo cobra forma de serpiente que tienta a pecar a Eva en el Paraíso. Pero ¿por qué se eligió precisamente a este reptil? Para algunos expertos, y dada la finalidad pedagógica del texto, se optó por este animal porque cualquiera, versado o no, podía identificar este símbolo con el peligro.
Las pitonisas llevan su nombre
Python, hija de Gea, la Tierra, y de Tartaros, dios de los infiernos, era una serpiente que guardaba el oráculo de su madre. Cuando Apolo mató al animal, tomó su altar y lo ofreció a las sacerdotisas del oráculo a las que llamó pitias o pythonissas en recuerdo de la serpiente. Hoy las adivinadoras o pitonisas llevan su nombre.
El emblema de la medicina
El médico griego Esculapio y su culebra, una Elaphe longissima enroscada en su bastón, son el emblema de la medicina. Según la leyenda, este médico estaba junto al lecho de muerte de Glauco cuando mató a una serpiente. Al instante entró otra con unas hojas en la boca que la curaron. Esculapio dio esas hierbas al enfermo y también sanó.
Un fraude de anaconda
El oficial británico Percy Fawcett se internó en 1925 en la selva amazónica para hallar la civilización perdida de Z, heredera de la Atlántida. En sus diarios, ilustrados por su hijo, relata el encuentro con una anaconda de 18 metros. La ciencia estima que estos ofidios alcanzan, a lo sumo, nueve metros, por lo que se cree que Fawcett exageró.
De reptiles a diosas
Aborígenes: el agua del la vida
Para los aborígenes australianos ngalyod, la ‘serpiente del arco iris’, también llamada Almudj, creó los pozos de agua que permitieron la vida de animales y plantas después de que Warramurugundji, la mujer primigenia, trajera consigo las plantas en el Tiempo de la Creación. Según la leyenda, sólo puede ser vista por brujos.
Hinduistas: la cara de Shiva
Para los hinduistas, las cobras son sagradas. Según una antigua leyenda, una cobra salvó la vida al dios creador, Brahma, protegiéndolo de los rayos del Sol con el ensanchamiento de la cabeza característico de estas serpientes. En la iconografía religiosa hindú, la cobra se asocia a Brahma, Vishnú, Shiva y Kali.
Aztecas: dioses reencarnados
En las culturas precolombinas, las serpientes eran la reencarnación de los dioses. La más conocida es la Quetzalcoátl azteca. En Perú, algunas comunidades mantienen el mito de Sachamama, diosa del ciclo de las lluvias. Y en Haití, para los seguidores del vudú, Damballah wedo es una de las divinidades más poderosas.
Egipcios: el don de la fertilidad
Para los egipcios, la diosa Renenutet (en la imagen), con cabeza de serpiente, estaba vinculada a la fertilidad. En las culturas menos desarrolladas del sur de África, las serpientes aún hoy ocupan un lugar entre las deidades locales. Sin embargo, en Tanzania son consideradas emisarios de brujos y les tienen mucho temor.