La brújula posibilitó la creación de estas cartas náuticas y la navegación mundial: los mapas portulanos. Por E.F.
A menudo adornados con oro, estos gráficos de pergamino forman parte de los grandes tesoros de la Biblioteca Nacional de Francia. Los mapas portulanos -que aparecen en el siglo XIII y continúan elaborándose durante varios siglos, hasta la Edad Moderna- mostraban la sucesión de puertos a lo largo de una costa, mientras que el área marítima aparece atravesada por las líneas correspondientes al trayecto que, según la brújula, creían que debían seguir hasta el punto que deseaban alcanzar.

Mapamundi realizado en 1543 por el genovés Battista Agnese rodeado por 12 querubines que indican la dirección del viento. Incluye la vuelta al mundo de Magallanes.
Estas cartas son como los actuales mapas noteados, muestran una retícula trazada a base de los rumbos o líneas de dirección de la rosa de los vientos y están realizados según la escala gráfica llamada ‘tronco de leguas’. El más antiguo es de finales del siglo XIII: el famoso mapa Pisan. De estas primeras cartas náuticas solo quedan restos que han sobrevivido a los estragos del tiempo.
Foto apertura: Atlas Miller. Lo encargó el rey de Portugal en el XVI. Informaba de los paisajes, pueblos costumbres, fauna y flora de los nuevos mundos.
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