Rudolf Hoess, fue el comandante del campo de exterminio de Auschwitz entre mayo de 1940 y finales de 1943. Un hombre que en los juicios de Núremberg se permitió rebatir al presidente del tribunal. Y, finalmente, condenado a muerte / Fotos: Cordon Press

«En junio de 1941 recibí la orden de organizar el exterminio en Auschwitz. Viajé a Treblinka para ver cómo se las arreglaban ellos. Usaban monóxido de carbono. Sus métodos no me parecieron muy eficaces. Preferí elegir Zyklon B (gas mortal que custodiaba el farmaceútico Victor Capesius), ácido prúsico cristalizado, que introducíamos por una pequeña abertura. El gas hacía efecto entre 3 y 15 minutos».

Los campos de concentración contaban con personal médico despiadado como el famoso enfermero Z de Auschwitz, conocido por ser cómplice en el asesinato de más de 3000 personas. Entre ellas, Ana Frank. En el mismo pabellón (Auschwitz-Birkenau) se encontraban familias que los nazis utilizaban como propaganda, allí tuvo lugar el insólito caso de Dita Kraus: la bibliotecaria de Auschwitz.

«Sabíamos que la gente estaba muerta cuando ya no la oíamos gritar -continuaba Hoess en sus declaraciones-. Esperábamos todavía media hora para abrir la puerta. Una vez sacados los cuerpos, se les quitaban las sortijas, las alianzas y el oro de los dientes. Conseguimos otra mejora al construir cámaras de gas con capacidad para 2000 personas en lugar de las 200 de Treblinka. Allí, las víctimas sabían casi siempre que iban a ser ejecutadas. Nosotros nos esforzábamos para que creyeran que íbamos a despiojarlos. Por supuesto, adivinaban a menudo nuestras intenciones, y eso provocó algunos incidentes. Algunas veces las mujeres escondían a sus hijos bajo las montañas de ropa que se quedaban en la puerta».

La construcción de Auschwitz, contada por su creador 1

Rudolf Hoess (izquierda) durante el proceso de Nurémberg, en el que fue condenado a muerte. A la derecha, en su ejecución en la horca

Rudolf Hoess firma su primera confesión en marzo de 1946, ante el capitán británico Hanns Alexander, que lo había localizado tres días antes en una granja alemana. Fue su mujer quien lo delató. Los ingleses la amenazaron con enviar a su hijo mayor a Rusia si no les revelaba el escondrijo. Hoess fue ejecutado en 1947 en Auschwitz tras declarar en el juicio de Núremberg.

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