La restauración del ‘políptico del Cordero místico’ desvela modernidades, brillos y detalles de esta obra del siglo XV que robaron, entre otros, Napoleón y los nazis. Por Fátima Uribarri / Fotos: Saint-Bavo’s Cathedral Ghent. Lukasweb.be-art in Flanders VZW, Photo Kik-Irpa
Hubert van Eyck comenzó el retablo de la Adoración del Cordero místico, pero murió en 1426: lo terminó su hermano Jan en 1432. Es un enorme políptico de 12 tablas (abierto mide 340 por 440 centímetros) que fue muy rompedor, entre otros motivos, por mostrar en grande escenas bíblicas que solo se habían presentado en miniaturas; y por incluir las figuras -muy humanas- de Adán y Eva, que, además, son los primeros desnudos monumentales de la pintura flamenca.
Napoleón se lo llevó al Louvre y los alemanes lo enterraron durante la Segunda Guerra Mundial
El políptico se instaló en la catedral de San Bavón en Gante (Bélgica) y ha vivido de todo: separaron y escondieron sus tablas durante las revueltas calvinistas; Napoleón se lo llevó al Louvre; más adelante varias tablas se vendieron y acabaron en Berlín; se estipuló su regreso a Gante en el Tratado de Versalles; luego, los alemanes lo escondieron en unas minas de sal durante la Segunda Guerra Mundial y lo rescató el Ejército aliado… La última aventura es una intensa restauración que ha durado ocho años y que ha sacado a la luz misterios de este retablo que incluye citas esotéricas y bíblicas e incluso mensajes codificados de sus autores.
Desvelando secretos
Arreglar desaguisados
El 70 por ciento del políptico se había sobrepintado en restauraciones mal hechas en los siglos XVI y XVII. El Museo de Bellas Artes de Gante muestra, en febrero, el retablo en una gran exposición dedicada a Van Eyck.
La óptica más precisa
Para eliminar las resinas naturales que amarilleaban y oscurecían la obra, en el Museo de Bellas Artes de Gante han trabajado con sofisticados microscopios digitales en 3D y de análisis por fluorescencia.
Mirada humana
La restauración descubre que el Cordero se pintó con características casi humanas. Quizá los retocadores posteriores quisieron ‘deshumanizarlo’, ya que el Cordero representa a Jesucristo y les pareció demasiado atrevido.