El príncipe
Rostro aniñado, bucles rubios repeinados, cintura de avispa… Millones de mujeres seguían las andanzas de Eduardo, el príncipe de Gales. Era más popular que el actor Rodolfo Valentino.
La dama entre hermanos
Lady Elizabeth Bowes-Lyon estaba prendada de Eduardo, pero quien le proponía matrimonio era su hermano Alberto, tímido y tartamudo. Acabó aceptando en 1923. En la foto, en su luna de miel.
La novia maledicente
A Eduardo le sobraban romances, pero su primera novia formal fue Thelma Furness -familia de Gloria Vanderbilt, quien se quejaba a sus amigas de que el príncipe estaba pobremente dotado y era un pésimo amante.
La amiga de la novia
Wallis Simpson era una joven americana de buena familia venida a menos, pero decidida a triunfar en las altas esferas. Thelma la invitó
El ‘cornudo’
Wallis estaba casada con el empresario naviero Ernest Simpson cuando conoció a Eduardo. Antes lo había estado con un aviador alcohólico. Simpson soportó la infidelidad con estoicismo.
Sí, quiero
Cuando Eduardo anunció que se casaba con Wallis, la acusaron de prostituta y llego a ser amenazada de muerte. En 1936, todavía soltero, subió al trono. Once meses después abdicaba y se casaba en Francia
El amante alemán
Wallis había sido amante del ministro de Exteriores nazi, Joachim von Ribbentrop, y Eduardo era admirador de Hitler. Con la guerra, fotos como ésta minaron aún más la imagen de la pareja.
Bajo presión
Elizabeth, ya Reina Madre, redujo cuanto pudo la asignación de los duques de Windsor para dificultar su lujosa vida. Pese a ello, se mostraban felices en público; aunque alguna foto registrase «tensiones»…
Enemigas hasta el final
Eduardo murió en 1972. En su funeral (foto) se produjo uno de los pocos encuentros entre Wallis y Elizabeth. Desde entonces, Wallis vivió como una reclusa hasta su muerte, en 1986.
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