En la Segunda Guerra Mundial cerca de 500 judíos -la mayoría, polacos- escaparon a Gran Bretaña desde Galicia gracias a una ruta de salvamento liderada por un médico español. Por Fátima Uribarri / Foto: Cordon Press
En la cárcel de Miranda de Ebro (Burgos), el doctor Eduardo Martínez Alonso certificaba que los judíos polacos allí presos estaban enfermos y se los llevaba en un coche con placas diplomáticas británicas hasta Vigo y luego a La Portela, la casona de su familia en Redondela (Pontevedra). Allí los ocultaba unos días y luego, de madrugada, los embarcaba en la dorna El Bedrines, y en la ría de Vigo los judíos pasaban a un barco británico rumbo a Inglaterra.
Así operaba una de las rutas gallegas de salvamento de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. La coordinaba este médico nacido en Vigo en 1903, colaborador del servicio secreto británico en España. Lo ayudaban Lola la Grande, guardesa de La Portela, y los hermanos Faustino, Manolo, y Ramón Otero, pescadores de Redondela.
Para ayudar a huir a judíos, usó la dorna de su familia en Galicia. Lo han condecorado ingleses y polacos y en Israel lo han reconocido como Rescatador del Holocausto
En 1942, los británicos alertaron al doctor Martínez de que estaba en peligro y tuvo que huir a Inglaterra. Desde allí supervisó otras rutas de evasión de judíos. Por ejemplo, su tío Rogelio -párroco de Berducido y Gende- los pasaba, disfrazados de seminaristas, en una zona donde el Miño se puede cruzar andando. También cruzaba a Portugal a ‘turistas muy callados’ el taxista Manuel Ríos. Y colaboraron gentes de Guillarey y Salvaterra do Minho. Depositaban a los evadidos en Valença do Minho y desde allí otro enlace los llevaba a Lisboa.
«Mi padre estuvo en peligro, la Gestapo iba tras él», cuenta Patricia Martínez de Vicente, que narra esta epopeya en El té de la libertad (Kolima Books).
Unas 500 personas se salvaron gracias a este héroe español, fallecido en Madrid en 1972. Eduardo Martínez Alonso había estudiado Medicina en Liverpool, era el médico de la Embajada británica en Madrid y amigo de Alan Hillgarth, agregado naval y coordinador del servicio secreto británico en España, que lo reclutó como espía: Eduardo Martínez fue el agente 055A.