Las superplantas: así han aprendido a adaptarse a los incendios
1 Pino carrasco. Van acumulando piñas muy duras, cerradas y selladas con resina en la copa. Si el pino se quema, la resina se derrite, las piñas caen al suelo y liberan miles de piñones. Al cabo de un año ya hay pequeños pinos en el paisaje calcinado.
2 Jara y aliaga. Dispersan un montón de semillas en el suelo, que se acumulan en el solo y solo germinan en caso de incendio. Nace entonces una nueva generación y la ‘quinta’ anterior muere, por eso se llaman ‘reclutadoras’. Germinan masivamente después del incendio
3 Romero y lavanda. Su germinación se activa gracias a los componentes químicos del humo. Las semillas pueden permanecer enterradas y ‘dormidas’ décadas. Y germinan después del incendio.
4 Carrasco, olivo, roble y encina. Rebrotan porque tienen muchas yemas enterradas y escondidas en el suelo donde acumulan los nutrientes que les permiten rebrotar. De manera que la planta realmente no muere, aunque el tronco y las ramas se hayan quemado, simplemente cambia su estructura.
5 Brezo rubio y madroño. La parte baja del tronco está hinchada, formando una cepa llamada ‘lignotubérculo’, que es una especie de zulo donde guarda sus yemas Son plantas rebrotadoras y renacen desde la base.
6 Alcornoque y pino de Canarias. El alcornoque tiene una corteza muy gruesa (el corcho), que lo aísla del fuego, de manera que, después de un incendio, las yemas del tronco, que están protegidas, rebrotan. Rebrotan desde el tronco y no desde la base y el bosque tarda menos tiempo en recuperarse.El pino de Canarias hace algo similar
7 Pino negral. Muchas coníferas viven en zonas con muchos incendios de sotobosque (de superficie). Para sobrevivir, estos árboles se autopodan: eliminan ramas muertas, que además no quedan sujetas al tronco y así evitan que las llamas suban hasta la copa. Sus cortezas son relativamente gruesas en la base del tronco, para que los incendios de superficie no afecten a los tejidos de crecimiento del tallo. el fuego pasa por debajo sin que les afecte.
8 Gamón. Florecen rápidamente después de un fuego, normalmente en pocas semanas, y aprovechan que hay poca competencia para atraer a todos los insectos polinizadores. Generan semillas muy rápido que germinan cuando aún hay mucho espacio y, por tanto, poca competencia con el resto de la vegetación por la luz y los nutrientes.
En la última década ha ardido una superficie equivalente a la provincia de Salamanca. La adaptación al fuego de plantas y árboles puede ser una esperanza para nuestros bosques.