Un grupo de informáticos, científicos y apicultores gallegos y portugueses se ha puesto en marcha para salvar a las abejas. Están en peligro. Hay mucho en juego. Nuestra propia supervivencia. El 76 por ciento de la alimentación mundial depende de estos insectos. Por David López
A los siete años, Nuno Troitiño ya era capaz de programar. Él se limita a decir de sí mismo que siempre ha sido «muy espabilado».
El programador y apicultor Nuno Troitiño, que trabaja en la Universidad de Vigo, ha creado un dispositivo para mejorar las condiciones de las colmenas
En realidad, este gallego nacido en Santiago pero criado en Orense es un superdotado. Estudió Informática, Bioquímica e Ingeniería Civil y, a sus 37 años, se dedica a la programación. Pero, además, Troitiño tiene otra pasión. las abejas. Creció entre ellas.
Nuno Troitiño
Su padre tiene varias colmenas y Nuno se encarga ahora de gestionarlas. De esa combinación ha nacido una de las iniciativas más innovadoras para la protección de una especie en cuya supervivencia nos jugamos mucho más que la miel.
La media de mortandad en las colmenas está por encima del 30 por ciento. «Estamos en estado de alarma»
Desde hace más de una década, la población de abejas en el mundo se reduce drásticamente. Hasta ahora índices de mortandad de hasta el 15 por ciento en las colmenas se consideraban normales. Pero hoy las medias ascienden por encima del 30. Como lo resume Troitiño: «Estamos en estado de alarma».
Imagen del primer prototipo de Appybee, desarrollado por Troitiño. Cuando lo implantó en una de sus colmenas, logró que esta pasara de 20.000 habitantes a 32.000 en cuestión de meses
Las abejas, como otros insectos polinizadores, son fundamentales para el proceso de fecundación de las plantas y, por tanto, del brote de los frutos, semillas y nuevas plantas. Sin esa polinización, las plantas y los cultivos terminarán desapareciendo. Hoy, el 76 por ciento de la alimentación mundial, según los datos de la FAO -la división de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura-, depende de las abejas, y estas son claves, además, para colaborar con la producción de dos mil millones de pequeños agricultores en todo el mundo y garantizar así la seguridad alimentaria y nutricional.
El equipo de Juan Carlos Mejuto, catedrático de Química, analiza muestras de los apiarios y las variables detectadas con Appybee
Nuno no necesita analizar esos datos para saber lo que ocurre. Del medio centenar de colmenas que tenía su familia en Orense, hoy le quedan solo una docena y, para final de año, se habrán reducido a la mitad. Plagas y hongos diezman los panales sin que los apicultores puedan hacer nada, en gran parte porque, cuando detectan el daño, ya es tarde.
El dispositivo Appybee mide la temperatura, el pH y todas las variables de la colmena en tiempo real
De ahí que hace tres años, Nuno idease el proyecto que ahora experimenta ya sobre el terreno: Appybee. Un dispositivo electrónico que, integrado en las colmenas, permitirá medir en tiempo real las condiciones en las que se encuentra esa colmena y actuar rápidamente. Podrán evaluarse así variables como la humedad, la temperatura o el pH, pero también detectar si hay panales infectados con alguna enfermedad y retirarlos antes de que contagien al resto o incluso alertar sobre la contaminación ambiental por fertilizantes o pesticidas, dos de las grandes amenazas para las abejas, y cerrar la colmena para impedir que salgan sus habitantes.
En el Centro de Investigación Apícola de Marchamalo (Guadalajara) se estudian enfermedades de las abejas, como el zángano o la evolución de larvas sanas
«Cuando ves a un animal tan bonito como la abeja, que sabes que por un kilo y medio de miel ha dado una vuelta al mundo, lo respetas», afirma Troitiño, que ya ha recibido por su proyecto un premio Think Big de la Fundación Telefónica y cuenta con el respaldo de la Universidad de Vigo, de la que es investigador.
En Guadalajara tratan de resolver los problemas patológicos de las abejas, como la varroa o el parásito Nosema ceranae, que fue descubierto en su laboratorio
A lo largo del verano espera implantar su dispositivo en trescientas colmenas, con las que desarrollará la fase de experimentación antes de poder comercializarlo. La mayoría, en Galicia, pero quiere también probarlo en Francia y de momento ya se ha asociado en Portugal con el apicultor Paulo Gonçalves para instalarlo en sus colmenas.
Cruzando las abejas más fuertes y productivas crean una superabeja. «Darwinismo acelerado»
El portugués, como Troitiño, es también un pionero en técnicas para revertir la situación actual. Gonçalves trabaja hoy con un tipo de abeja, la buckfast, de origen inglés. Una abeja «con pedigrí», como la definen. Pero, sobre todo, un insecto fruto de la manipulación genética. De un «darwinismo acelerado», lo llaman.
Troitiño fotografiado desde el aire con un dron junto a sus propias colmenas. El dron se usa para realizar mediciones externas a las colmenas y disponer de otros parámetros con los que comparar los resultados obtenidos desde las propias colmenas. Es, como lo define Troitiño, «la guinda del pastel» del proyecto.
El cruce entre los ejemplares más fuertes, más productivos, más ordenados e incluso más bonitos, que también se puede hacer, da lugar a una abeja mejor y más resistente que la Apis iberica que puebla la península. Una abeja que, bien vigilada con proyectos como el de Troitiño, puede resistir y permitirnos a todos sobrevivir en el futuro.
En busca de la superabeja
En Portugal, el apicultor Paulo Gonçalves utiliza larvas manipuladas genéticamente. Son ejemplares de abeja más fuertes y resistentes a plagas.
¿Por qué están desapareciendo las abejas?
Abejas que no pican: el apicultor portugués Paulo Gonçalves trabaja con abejas buckfast, seleccionadas genéticamente para ser más fuertes y regulares. Además, no pican
- El uso de pesticidas y fertilizantes neonicotinoides, derivados de la nicotina, altera la conducta de las abejas y provoca su muerte porque no son capaces de alimentarse. Las organizaciones ecologistas piden que se prohíban.
- Los cambios en el uso del suelo y los monocultivos trastocan el hábitat de estos insectos. Al uniformizarse los campos, las dejan sin la variedad de plantas que aseguran su supervivencia todo el año.
- Parásitos como la varroa, que se extendió desde Asia a mitad del siglo XX, o enfermedades como
la loque han diezmado la población en España. - El cambio climático agrava más la situación porque se altera la floración y el número de plantas. Las fuertes lluvias y el aumento de la temperatura cambian el hábitat para el que están adaptadas.
Vigiladas por drones
PARA SABER MÁS
Web de la app para el seguimiento y la protección de las colmenas
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