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Un gigante en el abismo Megalodón ¿Y si la bestia ha resucitado (y no solo en el cine)?

El megalodón, un impresionante pez prehistórico, era tres veces más grande que el tiburón blanco. ¿Era? ¿O es? Se cree extinguido hace 2,6 millones de años, pero hay quienes sostienen que este temible gigante sobrevive en aguas abisales. Además, el cine ha revivido el interés por este “monstruo”.

Viernes, 01 de Septiembre 2023, 13:42h

Tiempo de lectura: 6 min

El tiburón blanco o tiene miedo de posibles enemigos naturales.  No hay ser vivo en el planeta que pueda ser una amenaza para esta mole de 1,8 toneladas de pura furia.

¿Ningún ser vivo? ¿Seguro? Si fuese verdad lo que se cuenta en la película The Meg, sí que habría un candidato. En el filme, un gigantesco pez siembra el terror. Al lado de este coloso de 21 metros de largo, el asesino de Tiburón –el clásico de Spielberg de 1975– parece un pececillo de acuario.

Sus dientes podrían destrozar un tren de alta velocidad. Cerraba sus mandíbulas con una fuerza de 18 toneladas

¿Es un desvarío salido de la fábrica de pesadillas de Hollywood? No del todo: este tiburón gigante con unos dientes tan grandes como cuchillos de cocina existió de verdad. Su nombre es 'megalodón' y recorrió los mares del mundo en tiempos inmemoriales. La teoría en la que se basa la película también es real. La sospecha de que este tiburón prehistórico, supuestamente extinguido hace 2,6 millones de años, seguiría teniendo su hábitat en los abismos oceánicos se resiste a ser desechada por completo.

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El más grande. El tiburón de la película de Spielberg es un 'pezqueñín' al lado del megalodón. Así lo ha imaginado el cine, como lo vemos en este fotograma de Megalodón.

¿Y si hubiera sobrevivido?

Ejemplos de criaturas dadas equivocadamente por desaparecidas los hay. Por ejemplo, los expertos estaban convencidos de que los celacantos se extinguieron a finales del Cretácico, hace 70 millones de años. El único vestigio de su existencia eran sus esqueletos. Sin embargo, uno de estos antiquísimos habitantes marinos acabó en las redes de unos pescadores frente a las costas de Sudáfrica en 1938. En 1998 se descubrió otra variedad frente a la isla indonesia de Célebes. Si el celacanto ha conseguido esconderse durante 70 millones de años, ¿no podría haber conseguido otro tanto el megalodón durante solo 2,6 millones?

Este agresivo gigante sería un inquilino extremadamente desagradable de los ecosistemas marinos actuales. Con un peso de entre 50 y 60 toneladas, necesitaría consumir una enorme cantidad de carne para conservar sus fuerzas. Sus fauces, de unos dos metros de ancho, le permitirían engullir de un bocado a la mayoría de los seres vivos actuales. Es probable que el megalodón haya sido uno de los mayores depredadores que jamás hayan habitado este planeta. Sus mandíbulas parecen haber estado a la altura de las del Tyrannosaurus rex. El zoólogo australiano Stephen Wroe ha calculado que el tiburón monstruoso podía cerrarlas con una fuerza de más de 18 toneladas. Los dientes del megalodón destrozarían tranquilamente un tren de alta velocidad.

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Devorador. Dientes fosilizados de un megalodón que alcanzaría los 20 metros de largo. Se encontraron en las costas de Malta. Este tiburón era una máquina de devorar.

A pesar de ser una de las criaturas más impresionantes de la evolución, el megalodón es como un fantasma para los paleontólogos. Para tratarse de un depredador que habitó los océanos del mundo durante unos 20 millones de años, ha dejado pocos restos de su paso. A diferencia de lo que ocurre con los huesos de los dinosaurios, el esqueleto de los tiburones suele deshacerse por estar hecho de cartílago. Prácticamente, la única prueba que ha llegado hasta nosotros de la existencia de esta bestia son sus dientes, de los que hay una gran cantidad.

Uno de los colmillos de mayor tamaño se encontró en las costas de Carolina del Sur y mide unos 19 centímetros. También se hallaron piezas dentales en aguas próximas a las islas Canarias.

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Su pariente. A pesar de ser mucho más pequeño, el tiburón mako es el que más similitudes tiene con el escualo prehistórico: su cuerpo es mas esbelto que el de otros tiburones. El mako inspiró a otro 'malo' de película: Chum, en Buscando a Nemo.

Hasta ahora, los biólogos tomaban como referencia la dentadura del tiburón blanco, al que se consideró un descendiente directo del megalodón. Sin embargo, hoy en día se sabe que el megalodón y el tiburón blanco convivieron y compitieron durante millones de años. Es probable que el gigante prehistórico presentase más similitudes con el tiburón mako. Eso es lo que supone el paleontólogo Ronny Maik Leder, director del Museo de Ciencias Naturales de Leipzig. Los marrajos son potencialmente tan peligrosos para el ser humano como el tiburón blanco, pero solo alcanzan una longitud de cuatro metros. Lo que más los diferencia de sus parientes blancos es que tienen un cuerpo más esbelto, con forma de torpedo.

Rapidísimo y letal

A pesar de que la cuestión de su aspecto físico sigue sin resolverse, no cabe ninguna duda de que el megalodón era la máquina de devorar más efectiva que se haya visto. Los zoólogos han calculado que nadaba el doble de rápido que el tiburón blanco.

Los científicos han creído durante mucho tiempo que fue el enfriamiento de los océanos lo que le dio el golpe de gracia a este amante de las aguas cálidas. Pero se impone una teoría nueva y sorprendente: lo que ocurrió es que este rey de la caza se dejó quitar la comida de la boca. Aunque por tamaño eran claramente inferiores, los antepasados del tiburón blanco y las orcas esquilmaron de tal manera los cazaderos del gigante que su población se redujo drásticamente.

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¿Quién dijo desaparecido?Al celacanto se lo creía extinguido hace 70 millones de años. Pero en 1938 y en 1998 se han pescado ejemplares de este animal prehistórico.

Pero también hay quienes creen posible que el megalodón pudiera haber buscado refugio en los hábitats más remotos. Para que hubiese podido sobrevivir durante los últimos dos millones y medio de años, tendría que haber en los océanos una población considerable de estos asesinos gigantes… demasiado numerosa para poder llevar una existencia secreta.

Al tiburón blanco se lo considera hoy en vías de extinción; las estimaciones más pesimistas hablan de 3000 ejemplares en todo el planeta. Y, sin embargo, los buceadores con cierta experiencia no tienen grandes problemas para localizarlos. ¿Es realista pensar que un pariente tres veces más grande pudiera seguir cazando sin que nadie lo haya visto?

«Si en algún lugar hubiera tiburones de 50 toneladas, alguien se dedicaría a capturarlos», dice Craig McClain, director del Consorcio Marino de las universidades de Luisiana. «Una libra de carne de marrajo se vende en el mercado a 30 dólares. A ese precio, un megalodón de tamaño medio reportaría unos tres millones», añade McClain.

Vida en la oscuridad

De todos modos, no dejan de sucederse informes de buceadores que hablan de posibles avistamientos. El hecho de que no se le vea más a menudo solo se debe a que hace mucho tiempo que se retiró a lo más profundo de los océanos, allí donde no llega la luz. Eso es lo que aseguran los fans del megalodón.

Para los biólogos marinos, no es plausible. En esas aguas abisales, el superdepredador podría encontrar todo tipo de criaturas curiosas, pero no en cantidades suficientes para sobrevivir. Además, el tiburón prehistórico prefería los entornos cálidos, próximos a la superficie. Los fríos fondos oceánicos no serían en absoluto para él.

Los oceanógrafos creen ver un indicio indirecto de la desaparición del megalodón en el ejemplo de la ballena barbada, que también alcanza un tamaño gigantesco. Fue la extinción del superdepredador lo que habría posibilitado a estos enormes y pacíficos mamíferos convertirse en los habitantes más grandes del planeta.

Todas las pruebas apuntan a que el renacimiento de esta criatura en la película Megalodón es solo una hipótesis para pasar el rato. Eso sí, seguro que, después de verla, a más de un espectador le costará disfrutar tranquilamente de su próxima zambullida en el mar.


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