Cárcel, museo, parque recreativo… ¿cómo deberían ser los zoos? Algunos sueñan con el ‘antizoo’: un entorno donde no se encerraría a los animales, sino a los humanos. Por Fernando Goitia
Existe una ley universal que, según algunos arquitectos, une los zoos de todo el mundo: «la arquitectura carcelaria». Cada vez más diseñadores de este tipo de espacios censuran la idea de mantener encerrados a los animales en un entorno artificial. Algunos incluso sueñan con el ‘antizoo’, un recinto donde se proteja a los animales de los humanos y no al revés.
San Petersburgo aprobó hace ocho años un zoo revolucionario, pero fue cancelado
El norteamericano Jon Coe es uno de estos visionarios. Su objetivo es la extinción del modelo actual, vigente desde hace 120 años. Sus diseños contemplan instalaciones donde o se encerraría a los animales, sino a las personas, como en las jaulas para observar tiburones.
El zoo de San Petersburgo ya aprobó hace ocho años un proyecto que se acercaba a esa línea, pero el Ayuntamiento lo canceló y hoy está en vía muerta. Coe, mientras tanto, sigue promoviendo esta utopía entre sus clientes. Como él dice, alguien tendrá que ser el primero.
El revolucionario
Jon Coe lleva décadas promoviendo cambios en el diseño de zoos. En Filadelfia ha creado hábitats interconectados donde los animales recorren el recinto en busca de descanso, agua y alimento. A sus casi 80 años, visualiza un futuro donde las bestias campen a sus anchas y el público observe desde zonas protegidas. Con ayuda de la tecnología, los animales podrán incluso abrir puertas, activar la ventilación o acceder a comida por su cuenta.