Un asunto universal
Solo en Madrid hay más de 1000 colonias de gatos callejeros. Otras ciudades de España, Europa y América también gestionan colonias felinas urbanas.
Carné de cuidador gatuno
Los ayuntamientos emiten licencias específicas. No es legal dar de comer a los gatos sin ellas.
Oposición a las colonias
Prefieren no desvelar la ubicación de las colonias gatunas de las que se hacen cargo para evitar posibles envenenamientos a los felinos.
Un gasto personal
Los gestores pagan el pienso de su bolsillo. Son voluntarios y amantes de los animales. En Madrid hay casi 800.
Capturar y castrar
Llevan a los gatos a veterinarios concertados con el Ayuntamiento para esterilizarlos.
Control sanitario
La meta es hacer un control sanitario de los gatos callejeros.
Control sanitario
También llevan un control para combatir el mal olor, las peleas y la suciedad que provocan.
Cientos de voluntarios alimentan a los gatos callejeros con licencia municipal. Algunos lo hacen a escondidas para evitar a los que buscan eliminar a las colonias gatunas. Por F. Uribarri / Fotos: Carlos Luján
• Así es la vida de los gatos callejeros
Suelen salir de noche. Llevan bolsas de pienso, platos y a veces jaulas. Son gestores de colonias de gatos, que no es lo mismo que alimentadores de gatos callejeros. Su labor está tutelada por el Ayuntamiento. Incluso tienen un carné que acredita su cometido. En Madrid hay más de 1000 colonias gatunas censadas y casi 800 personas se encargan de ellas. Alimentan a los felinos con pienso y alimentos secos para que no se pudran y propicien la aparición de malos olores e insectos. También los atrapan (de ahí las jaulas) para llevarlos al veterinario, donde los atenderán si están enfermos y los esterilizarán.
También atrapan y llevan al veterinario a los gatos para que sean esterilizados. Luego, los devuelven a la calle
Practican el método CES: captura, esterilización y suelta del animal en el lugar donde lo atraparon. Así se hace un control sanitario de los animales y con la castración se contribuye también a disminuir los malos olores -la orina de macho castrado es menos olorosa-, las peleas -que se acentúan con las gatas en celo- y la multiplicación gatuna. La gestión de colonias felinas se realiza en ciudades de España, Europa y América. Pero no han terminado con el recelo de muchos vecinos. Por eso, Álvaro, Cristina y Toñi -los gestores que ilustran estas páginas- prefieren no desvelar la ubicación de las colonias que atienden: temen que los que se oponen a este proyecto envenenen a los gatos.
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