Miles de delfines mueren cada año en el Golfo de Vizcaya, presos de las redes de arrastre. Por Fernando Goitia
Un pesquero navega de noche por el golfo de Vizcaya. Los pescadores tiran de una gran red de arrastre abarrotada de anchoas, lubinas y otras especies y, de pronto, descubren un delfín atrapado en ella.
Al amanecer, el cadáver del mamífero marino aparece en una playa del litoral galo. La escena, grabada y subida a YouTube por activistas de Sea Shepherd (‘Pastor del Mar’), ONG célebre por su defensa de los océanos, es parte de una campaña que denuncia la masacre que sufren estos animales en esta zona del Atlántico.
El 80 por ciento de los cadáveres de delfines se hunde en el mar y nunca llega a la costa
Las cifras del Observatorio Pelagis de la Universidad de La Rochelle estiman la matanza en 6000 individuos al año. Lamya Essemlali, presidenta de Sea Shepherd Francia, asegura que en su patrullar por esta zona del océano encuentran cadáveres a diario.
«Las capturas de delfines no son accidentales, ya que los barcos utilizan técnicas de arrastre que se sabe que son mortales para estos mamíferos. Es capital que los consumidores conozcan cómo se pescan los productos que llegan a su mesa». En lo que va de año, sin ir más lejos, han aparecido más de 600 delfines muertos en las costas francesas, cadáveres que, según el Observatorio Pelagis, representan una mínima parte de la masacre porque el 80 por ciento de los animales se hunde en el mar y nunca llega a la costa.
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