Este pez gigante, el pirarucú, se ha pescado tanto que ya casi no quedan ejemplares. Por F.U.
El pirarucú es tan peculiar que puede ahogarse en el agua. Necesita salir a respirar: en el río Amazonas no encuentra todo el oxígeno que necesita, así que sale a boquear. Y es su perdición. Los pescadores lo arponean entonces y luego lo rematan a golpes: es un gigante que puede medir 2,5 metros y pesar más de 250 kilos.
Su carne, blanca y con poca espina -recuerda al bacalao-, es muy demandada. Gustan sus escamas para hacer abalorios o como limas de uñas. También se saca provecho de sus espinas y de la estructura ósea de su lengua, que usan como rallador. Se ha pescado tanto que ya casi no quedan ejemplares. Ahora se cría también en piscifactorías. El de esta foto, atrapado en Brasil, no es de los más grandes.
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