Es capaz de aprender rápido y memorizar. Su vista y el tacto lo convierten en el invertebrado más inteligente. Fernando González-Sitges
A pesar de su aspecto, tienen un sistema nervioso muy desarrollado. Cuentan con un acúmulo de ganglios de forma circular, situado alrededor del esófago, que actúa como un auténtico cerebro.
Este cerebro se dedica a almacenar la información aprendida, lo que les permite tener respuestas elaboradas ante nuevas situaciones externas. Los pulpos son animales de vida solitaria que nunca tienen contacto con sus padres, así que todo lo que aprenden se debe a sus experiencias y a la capacidad de análisis de las mismas. Aprenden rápido y le sacan partido de inmediato.
Sometidos a diferentes experimentos, han demostrado que son capaces de superar pruebas de reconocimiento y memorización de formas, pueden abrir frascos para obtener el contenido de los mismos, reconocen a las personas que los tratan, dan muestras de distintas personalidades lo que demuestra su capacidad de responder de forma individualizada a nuevos estímulos en función de los conocimientos adquiridos en pasadas experiencias, llegan a utilizar piedras para abrir conchas muy resistentes y, lo que llamaba más la atención, son capaces de jugar con los diferentes objetos que se les ofrecen en los tanques de estudio. Según palabras de los propios científicos, los pulpos demuestran así que son capaces de pasar de interesarse por ‘qué es lo que hace este objeto’ a hacerlo por ‘qué puedo hacer con este objeto’. Algo que, incluso entre los vertebrados, es difícil de encontrar.
Aunque algunas especies cuentan con venenos mortales, todos los científicos están de acuerdo en que el arma más potente de cuantas ha otorgado la evolución a los pulpos es su increíble inteligencia
La inteligencia de los pulpos se combina con su capacidad para leer el mundo que los rodea por medio del tacto, con una visión que los pone en cabeza de todos los invertebrados, con un cuerpo capaz de deformarse hasta poder pasar por las grietas y los orificios más pequeños y con una increíble capacidad de mimetismo que los permite camuflarse sobre cualquier superficie cambiando la forma y el color de su cuerpo. Un pico córneo similar al de un loro y unas ventosas dispuestas en doble fila en cada uno de sus ocho tentáculos convierten a los pulpos en verdaderos arsenales de la naturaleza.
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