«Es hora de que salgamos de estas ridículas guerras interminables». Ese sencillo tuit de Donald Trump ha cambiado el frente y las alianzas en la guerra en Siria. Un mensaje bomba cuya onda expansiva está afectando a toda la región: el Estado Islámico, Turquía, Irán, los kurdos. Le contamos lo que está en juego. Por Raphael Geiger

• ¿Quién es quién en la lucha por el poder en Siria?

El primero en hablar (o, mejor dicho, en tuitear) fue Donald Trump. «Es hora de que salgamos de estas ridículas guerras interminables», sentenció el presidente de Estados Unidos, anunciando la retirada de sus tropas de Siria. Tres días después, la noche del 9 al 10 de octubre, el Ejército turco se adentró en territorio sirio e inició de esta forma una operación militar contra las milicias kurdas asentadas en el norte del país.

Ese tuit de Donald Trump ha cambiado el equilibrio de fuerzas en la región. Fue una buena noticia para Rusia y su presidente, Vladímir Putin, que se convierte en potencia decisiva en la zona, pero también para el que fuera el líder del Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, cuya muerte anunció Donald Trump la semana pasada. Así lo demuestran los vídeos que los soldados del Estado Islámico no han dejado de subir a Internet. En las grabaciones se les oye gritar un eslogan habitual del Daesh: «¡Baqiya, baqiya!» (‘permanecer’), llamando a la permanencia del califato. También vociferan. «¡Ya venimos, cerdos!», dirigiéndose a sus enemigos: los kurdos. Qué está pasando?

LAS RAZONES DE EE.UU: LA CAMPAÑA DE TRUMP

Hace unas semanas, Estados Unidos seguía siendo un aliado de los kurdos, más exactamente del SDF, un grupo que aglutina a diferentes milicias bajo mando kurdo. Juntos habían derrotado al Estado Islámico. Las tropas norteamericanas seguían desplegadas bajo control del SDF: ocupaban casi un tercio de Siria.

Trump retira a sus tropas porque ya está en campaña; Erdogan necesita recuperar su popularidad e invade Siria

Para Estados Unidos había sido un buen acuerdo. Ellos actuaban desde el aire mientras las milicias del SDF combatían en tierra. La presencia americana en Siria era ya escasa, pero los kurdos sabían que, mientras los norteamericanos se quedaran, estarían a salvo de los turcos.

Y eso ha cambiado. Al irse los americanos, el presidente Erdogan tiene implícitamente permiso para una operación contra los kurdos. Sin embargo, los motivos para intervenir ahora tienen que ver con la política interior tanto de Turquía como de Estados Unidos.

En el caso de Trump, la explicación se reduce a tres letras y un número: KAG2020, «Keep America great 2020». Es el eslogan para su campaña de reelección; si en la anterior llamaba a hacer a América grande otra vez, en esta promete mantenerla grande. Presentó su eslogan durante un mitin en Minnesota y anunció que lucharía sin descanso durante 13 meses por quedarse en la Casa Blanca. También calificó de «ridículo» el conflicto en Siria. ¿Por qué tenía Estados Unidos que seguir pagándolo? No le preocupó que sus palabras provocaran el malestar del establishment de su propio partido, más bien es un recurso habitual de Trump: él contra las élites de Washington.

LAS RAZONES DE ERDOGAN: CRISIS INTERNA

Recep Tayyip Erdogan, por su parte, se enfrenta a una profunda crisis. A principios de año perdió las elecciones municipales y, por primera vez, tiene un rival serio en la figura del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu. Erdogan también está perdiendo apoyo en el seno de su propio partido, el AKP.

A eso se añade que Turquía no consigue salir de la crisis económica. La tasa de desempleo es alta y el resentimiento acumulado entre la población por la presencia de los refugiados sirios va en aumento. La invasión del país vecino es un intento de Erdogan de retomar la iniciativa. Aunque es probable que al propio Erdogan le esté sorprendiendo la velocidad a la que sus tropas se están adentrando en Siria.

El presidente turco ha prometido asentar en el norte de Siria a dos millones de refugiados que ahora viven en Turquía. Casi nadie cree que llegue a hacerlo, pero para Erdogan lo importante es el mensaje. Quiere que los turcos sepan que él también se preocupa por el tema de los refugiados, no solo la oposición.

Porque la oposición turca es el verdadero objetivo de esta guerra. Cuando Imamoglu ganó en Estambul, lo hizo con una alianza formada por diversos grupos, desde los nacionalistas y la izquierda hasta los conservadores cansados de Erdogan. Y los kurdos. Con su ataque a los kurdos, Erdogan busca romper esta alianza. El partido de Imamoglu, el laico CHP, apoya la invasión. Los únicos que han rechazado el ataque han sido los kurdos del HDP.

Con su estrategia, Erdogan alimenta las diferencias internas de la coalición opositora y, a la vez, gana tiempo, pues sus detractores dentro del AKP no se irán del partido mientras el Ejército esté combatiendo en Siria. Si lo hicieran, quedarían como traidores.

LAS RAZONES DE AL ASAD: GANAR LA GUERRA

Pocos días después de la entrada de los turcos en Siria, dos enemigos acérrimos -los kurdos y los sirios- sellaron un acuerdo. Cuando el secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, anunció la retirada de todos los soldados norteamericanos de la región, las milicias kurdas de SDF pidieron a Bachar al Asad que desplegara sus tropas para repeler la agresión turca, y representantes de los kurdos se reunieron en una base aérea rusa con emisarios de Moscú y Damasco. «Si tenemos que elegir entre el compromiso y el genocidio -declaró el principal comandante kurdo-, elegimos la vida de nuestra gente». Cuatro días después de la ofensiva, los kurdos anunciaron su acuerdo con el régimen de Al Asad.

Esa misma tarde, la televisión pública siria mostró imágenes de celebraciones en las ciudades del norte del país. Unidades del régimen avanzaron rápidamente y recuperaron cuarteles e instalaciones que llevaban siete años sin pisar. Ese día, Al Asad recuperó más terreno que en todos los años de guerra juntos. Y sin disparar un solo tiro.

LOS GANADORES: PUTIN Y EL ESTADO ISLÁMICO

Lo que se escenifica estos días en Siria es un nuevo orden. Si Estados Unidos se retira y Europa se sigue mostrando débil, otros llenarán el vacío. Rusia ya ha asumido el papel de potencia líder. Putin es, sin duda, el gran vencedor de la invasión turca; ahora, además de con Bachar al Asad, cuenta con los kurdos como aliados en el estratégico país árabe. Y sin haber movido un dedo para conseguirlo. Trump y Erdogan se lo han servido en bandeja.

Otro más que probable motivo de alegría para Putin es que Estados Unidos esté anunciando sanciones contra Turquía al tiempo que retira sus tropas. Y que Alemania y otros países europeos acaben por suspender sus exportaciones de armas a los turcos. Poco a poco, Turquía se aleja de la OTAN.

Al final de la cadena provocada por el tuit de Trump hay un beneficiario más: el Estado Islámico. Según testigos, los hombres del ISIS vuelven a moverse con libertad por las ciudades del sudeste sirio, ya que los kurdos se han visto obligados a retirar tropas que ahora necesitan con urgencia en el frente turco. Para el Estado Islámico, esta es la oportunidad de volver al centro de atención, de mandar un mensaje a sus seguidores en todo el mundo. «Seguimos ahí, volvemos a la carga».

Los turcos han bautizado su operación militar como Manantial de Paz. En realidad es un manantial de odio renovado. Y de más muertes.

Cuando un tuit provoca un terremoto

 

Foto: Familias enteras, a bordo de camiones, huyen de los bombardeos turcos en la frontera hacia la ciudad siria de Tall Tamer.

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