Si duda sobre la posible gravedad de los tics de su hijo, lo primero que debe hacer es consultar con su pediatra, quien, si lo considera necesario, lo remitirá a un especialista en neurología
En cualquier caso, no se alarme y haga sus deberes antes de acudir al médico. Esta es una posible lista de las preguntas que él podría llegar a hacerle.
- ¿Uno o más? El médico querrá saber si el tic se presenta en formas distintas y si son tics motores o fónicos. Estos últimos son los que más problemas de convivencia causan.
- ¿Cada cuánto se presentan y cuánto duran? Conviene atender también a las posibles situaciones que generen una mayor intensidad del tic. El estrés y la ansiedad lo intensifican, pero también noticias agradables: antes de celebrar una fiesta de cumpleaños pueden incrementarse. Recuerde que los tics se acrecientan en entornos de confianza, como el familiar, y es bueno llevar un registro de los mismos. Le servirá al médico para evaluar su gravedad.
- ¿En qué partes del cuerpo aparecen? Las más frecuentes son: cara, hombros y manos. Pero no se limitan solo a estas zonas. Normalmente desaparecen durante el sueño. Conviene dar espacio al niño para liberarse: controlarlos aumenta la tensión. Y recuerde: en los trastornos transitorios, los más frecuentes, los tics desaparecen solos. Reprimirlos retrasa ese momento.
- ¿interfieren en las actividades cotidianas? Este es un elemento clave para evaluar su gravedad, ya que en general los tics no tienen mayor trascendencia, a menos que afecten al niño en el estudio o en sus relaciones. No lo estigmatice y ayúdelo de modo activo a mantener alta su autoestima.
- ¿Qué complejidad tienen? ¿Se trata de un mero parpadeo o el niño hace coincidir una mueca con un chasquido de los dedos? En el caso de los tics crónicos, es frecuente que coincida más de una modalidad. Y en ese caso, solo el médico podrá recomendar algún tipo de tratamiento. Pero tenga en cuenta que, en el estado actual de las investigaciones, las terapias solo inciden en los síntomas, no en aquello que causa los tics. Y se tratan solo los casos extremos donde el tic afecta a la vida cotidiana del menor. En cualquier caso, hay alternativas, como las técnicas de relajación o el llamado ‘tratamiento de inversión de hábito’. Puede consistir, por ejemplo, en meter las manos en los bolsillos al sentir la urgencia de chasquear los dedos.