En tiempos de coronavirus, somos capaces de recordar más vivamente lo que soñamos. Y no es casualidad. En Harvard han hecho un macroestudio en más de 40 países y han llegado a conclusiones interesantes… Hablamos con la experta que lideró la investigación. Por Daniel Méndez / Fotos: Getty Images y Cordon Press

Deirdre Barrett es psicóloga y profesora en el Departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard. Lleva décadas estudiando los sueños, especialmente ligados a momentos de crisis: los ataques terroristas del 11-S, la población de Kuwait tras la invasión de Irak en 1990, los sueños recogidos por prisioneros de un campo nazi durante la Segunda Guerra Mundial… Era inevitable que se fijase en los efectos de la pandemia sobre nuestra actividad onírica. Pronto, el 24 de marzo, puso en marcha un cuestionario on-line donde los voluntarios podían registrar sus sueños.

Desde entonces ha recibido más de nueve mil relatos procedentes de cuarenta países. En su libro Pandemic dreams (‘Sueños pandémicos’) hace un análisis pormenorizado de ellos. Y lo cuenta en esta entrevista.

XLSemanal. Lleva más de tres décadas estudiando los sueños…

Deirdre Barrett. En momentos de crisis, siempre ves muchos más sueños de ansiedad. Y a menudo te encuentras con sueños que son metáforas de las crisis.

XL. ¿Por ejemplo?

D.B. Tsunamis, huracanes… Los sueños de estos últimos meses se parecen mucho a los observados durante otros periodos de crisis. Y desde luego hay muchas diferencias con los que se dan en circunstancias normales.

XL. ¿En qué cambian?

D.B. Dan muchas más señales de ansiedad, pero no llegan a ser pesadillas…

XL. ¿En qué se diferencia un sueño de ansiedad de una pesadilla?

D.B. En los primeros, la ansiedad puede dominar el sueño. Pero no llega a ser un terror abrumador, como con las pesadillas. Muchos de nosotros los hemos tenido, especialmente en la infancia: a menudo se trata de algún tipo de metáfora, una bruja o un monstruo que nos persigue. Y se producen en la fase REM, que es cuando soñamos.

¿Por qué soñamos cosas extrañas durante la pandemia? 1

Deirdre Barret lleva toda su vida estudiando los sueños en momentos de crisis. @Rose Lincoln/Harvard University

XL. ¿Solo soñamos en la fase REM?

D.B. Normalmente, sí. Pero hay un caso concreto en el que no ocurre eso: los sueños traumáticos. Se producen en todas las fases del sueño. Son los más terribles, los que se producen durante y después de una situación traumática: hemos sido testigos de un asesinato, una violación, una casa incendiada… Reproducen el evento real de manera literal o con ligeras distorsiones.

XL. Son la peor de las pesadillas.

D.B. Torturan a todo aquel que las padece. Los sueños postraumáticos son como volver a revivir la situación traumática una y otra vez cada noche.

XL. Pero no es eso lo que estamos viendo con el coronavirus.

D.B. Por lo general, no. Aunque el personal de emergencia o de cuidados intensivos muestra pesadillas postraumáticas, como las que te encuentras en zonas de guerra.

XL. Y la pandemia ¿en qué se diferencia de otros momentos de crisis?

D.B. En que es un fenómeno global. Tengo sueños de gente de más de cuarenta países y se parecen mucho.

XL. ¿Cómo son?

D.B. Hay muchos ataques de insectos o bichos, que parecen una metáfora del virus. También imágenes más literales: problemas para respirar, fiebre… Pero vemos muchas imágenes de insectos volantes que los atacan o un ejército de cucarachas o de gusanos que se dirige hacia quien duerme…  ¡Y esto no lo he visto antes!

XL. ¿A qué se debe?

D.B. En inglés usamos un término coloquial para decir que hemos sufrido una infección: I’m getting a bug (‘me estoy cogiendo un bicho’).

XL. ¿Y en los no angloparlantes?

D.B. También los he visto mucho en países de habla no inglesa. Porque se trata de una buena metáfora para el virus: muchas cosas pequeñas que podrían llegar a matarte o hacerte daño… Eso no lo vimos tras el 11-S o en desastres como un terremoto.

XL. ¿Y hay sueños compartidos con otras crisis?

D.B. Sí, hay metáforas que se repiten en otros desastres: sueños con tsunamis, terremotos, incendios…

XL. ¿Y ha observado cambios durante los últimos meses?

D.B. Ha habido una cierta secuencia. Al principio aparecieron muchos sueños de insectos. No han desaparecido, pero se redujeron bastante con el confinamiento.

XL. ¿Qué soñábamos entonces?

D.B. Durante el aislamiento aparecen metáforas como estar en prisión o de otro tipo: de hacinamiento, de ausencia de privacidad… Como que todo el vecindario se ha mudado a tu casa y no puedes ni caminar por el salón.

XL. Eso… en la gente que vive con otras personas, entiendo.

D.B. Exacto. O con hijos. Recuerdo el caso de una mujer que estaba escolarizando a sus hijos en casa durante el confinamiento. Soñó que la escuela mandaba un mensaje para decir que toda la clase de su hijo iba a acudir a su casa… Lo que tiene cierta gracia, no es una pesadilla en sí misma.

«En los sueños de los europeos, me ha llamado la atención una cosa: ¡sueñan con Angela Merkel, y son sueños positivos!»

XL. Y con la desescalada?

D.B. Entran otras inquietudes: me obligan a reincorporarme a mi puesto de trabajo y no lo veo como un espacio seguro… Por ejemplo, una persona que camina por una moqueta para llegar a su puesto de trabajo y estaba empapada y muy sucia…

XL. ¿Y esta secuencia se ha producido en distintos países?

D.B. Sí. Empecé a recopilar los sueños pandémicos el 24 de marzo. Y ya entonces vi sueños traumáticos en el personal sanitario italiano: intentaban, por ejemplo, entubar a sus pacientes y los respiradores fallaban o era un equipo viejo… Ese tipo de sueños no lo vi en Estados Unidos hasta tres o cuatro semanas más tarde.

XL. También ha estudiado los sueños durante la Segunda Guerra Mundial.

D.B. He podido estudiar los sueños de prisioneros de guerra en un campo nazi. Las peores pesadillas tenían que ver con las batallas. Había muchos sueños sobre el campo, los guardias… pero no eran pesadillas ni sueños de ansiedad porque, una vez en el campo, llegaban a sentirse relativamente a salvo.

«En tiempos de crisis como los de hoy, la gente recuerda más los sueños. La fase REM se ha hecho ahora más larga. Eso es una buena noticia»

XL. ¿Con qué soñaban?

D.B. Con volver a casa. A menudo eran sueños positivos en los que se reencontraban con sus seres queridos. Y había muchos sueños relacionados con la comida. No llegaban a morir de hambre en el campo, pero era una dieta escasa y repetitiva. Y los prisioneros soñaban con el pastel de manzana de su madre o con su comida favorita del pub de su ciudad.

XL. ¿Nada de pesadillas?

D.B. Poco. Aunque, como en otros ejemplos de prisiones, se veían muchas manifestaciones de soledad. Es algo que también he visto cuando la gente empezó a estar aislada en sus casas a raíz del coronavirus. Empezó a haber sueños sobre ir a tu restaurante favorito, estar con la familia o amigos… Igual que en los sueños de prisión, solían ser positivos. Aunque también había alguno infeliz.

XL. ¿Algún ejemplo?

D.B. Con los prisioneros se ve a menudo que sueñan que, al salir y volver a su pueblo o ciudad, todo el mundo se habría olvidado de ellos o no se han dado cuenta de que se habían ido… En los sueños pandémicos, me he encontrado con este tipo de escenas.

«Los peores sueños son los traumáticos, que se producen en todas las fases del sueño. Los hemos visto en el personal sanitario»

XL. Al contrario que en otras crisis, hemos pasado mucho tiempo viendo series, películas…

D.B. ¡Y se ha notado! En marzo y abril recibí decenas de sueños que empezaban diciendo «después de ver Netflix he soñado…». Además, mucha gente vio películas sobre pandemias. Algunas se reproducían en sueños: cuerpos apilados y contagiosos por la calle, como en el filme Contagio. Pero últimamente veo menos escenas de películas en los sueños: ya tenemos las escenas de la vida real, las cuales rellenan la ausencia de imágenes del exterior que tuvimos durante el confinamiento.

XL. Le ha llamado también la atención la elevada presencia de políticos.

D.B. Sí. Desde presidentes y primeros ministros hasta figuras más locales, como el alcalde de tu ciudad. No son sueños comunes en otros tiempos. Hay otra cosa que me ha llamado la atención en Europa…

XL. Cuente, cuente.

D.B. Angela Merkel aparece con bastante frecuencia, y suelen ser sueños positivos.

XL. La sensación generalizada es que hemos soñado más durante la pandemia, ¿es correcto?

D.B. Sobre todo al principio, durante el confinamiento. Es curioso porque normalmente durante las crisis de otro tipo -guerras, desastres naturales…- suele estar asociado a menos horas de sueño. Aun así, la gente tiende a recordar más los sueños.

XL. ¿Por qué?

D.B. Tiene que ver con la intensidad de las emociones. Pero, además, en este caso se ha dado otro factor: al principio, cuando nos pidieron que nos quedáramos en casa, mucha gente aprovechó para recuperar horas de sueño.

XL. Y tuvimos más sueños.

D.B. El número de horas que duermes es lo que más relación guarda con el número de sueños que recuerdas.

XL. ¿A qué se debe?

D.B. Entramos en la fase REM, que es cuando se producen los sueños, varias veces a lo largo de la noche. Y, además, esta fase REM se va haciendo más larga cada vez. De manera que, si duermes ocho horas, en el último tramo tendrás sueños muy largos. De ahí que durante la pandemia hayamos soñado más y hayamos tenido sueños muy vívidos. Creo que es una buena noticia.

XL. ¿Por qué?

D.B. La gente parece estar más interesada en los sueños ahora. Hablan de ellos, los comparten. Es una buena manera de conectar a nivel emocional.

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