«Hay dos tipos de dolor: el que te produce la depresión, que no es una experiencia nada agradable, y el estigma social», Andrew Solomon
1. Estás pletórico
Te atraen las empresas arriesgadas. Te crees invencible cuando, de hecho, te invade la impotencia y el desamparo. Detestas esa sensación y la combates a través de la acción.
2. Bebes más
La copa de vino diaria se ha convertido en una botella. El consumo de alcohol es la táctica más extendida a la hora de afrontar el dolor emocional.
3. Te obsesionas con ligar
Te esfuerzas en seducir a todo el que se te pone por delante, así tratas de mantener la depresión a raya.
4. Te peleas
Quieres echar a la cuneta al coche que te adelantó de mala manera y darle unos guantazos a un compañero de trabajo Es una forma de combatir tu sensación de indefensión.
5. No sientes nada
Para no sentirte triste, decides renunciar a los sentimientos. Esta estrategia a lo zombi provoca la ansiedad y el alejamiento de tus seres queridos.
6. No te cunde el trabajo
Te esfuerzas más que nunca sin buenos resultados. Algo te angustia.
7. No te puedes concentrar
Te sumerges en constantes fantasías y ensoñaciones. Es positivo cuando se trata de cambios existenciales accesibles, no son buenas cuando son inviables.
8. Te ‘resbalan’ los ánimos
Si haces caso omiso de los gestos amigables o de la calidez de quienes te quieren animar, no es porque seas difícil de contentar. Es que estás deprimido.
9. Te ha dado por salir
Acudes a todos los saraos, aunque no logras pasarlo bien. Si tu propósito es no hacer frente a tus pensamientos y sentimientos, una apretada agenda social no es la respuesta adecuada.
10. Ríes y lloras a la mínima
Reaccionas de forma desmesurada a los contratiempos insignificantes y no prestas atención a las noticias pésimas.