Un estudio analiza la eficacia de las mascarillas anticontaminación y concluye que protegen menos de lo que se creía y que las mejores no son las más caras. Por Daniel Méndez / Fotos: Getty Images y Adobestock

Respirar es peligroso: inhalamos diminutas partículas con carbono impuro procedente de motores de vehículos, calderas, incineradoras… La contaminación es responsable de una de cada seis muertes en el mundo. Mata más que las guerras y que el tabaquismo. Como no podemos vivir sin respirar, un posible remedio son las mascarillas anticontaminación, aunque funcionan menos de lo que pensamos. Una investigación del Instituto de Evaluación Ambiental del Agua, del CSIC, ha demostrado que la mejor de las mascarillas evita la inhalación del 50 por ciento de las partículas contaminantes. En muchos casos no llega al 20 por ciento. Y esto en condiciones idóneas.

Las contaminación es responsable de una de cada seis muertes en el mundo. Mata más que las guerras

Lo más importante para garantizar una correcta protección es la adhesión de la máscara a la cara. Y la barba no ayuda. El investigador Fulvio Amato resalta que la máscara más efectiva que estudiaron no era la más cara: «Costaba en torno a 20 euros». Amato da algunos consejos a la hora de elegir mascarilla. «Que se ajuste bien al contorno de la cara. Que la calidad del filtro sea lo más alta posible. Y que tenga válvulas de exhalación para que no volvamos a respirar el dióxido de carbono que emitimos». Pese a todo, los expertos defienden su uso y la práctica del deporte: los riesgos asociados a la actividad física intensa en una ciudad son menores que sus beneficios.

La de hospital no sirve

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Es cada vez más frecuente verlas por la calle, pero las mascarillas hospitalarias desechables no sirven para nada. Están hechas para no exhalar nuestra propia contaminación, no para evitar la inhalación de partículas nocivas.

La clave: el nivel de protección

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Hay tres categorías. Las que protegen de sustancias no tóxicas y partículas de polvo. Las que protegen de partículas dañinas de polvo, humo y aerosoles que pueden afectar a los pulmones. Y las que también protegen de virus, bacterias y hongos.

La importancia de respirar bien

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La pega de las máscaras con mayor protección es que pueden dificultar la respiración, especialmente durante la práctica de deporte. Lo ideal es, por tanto, que incorporen una válvula

Con filtro de carbón activo

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Hay máscaras de uso profesional que evitan la inhalación de gases de origen orgánico y monóxido de carbono. Suelen ser caras. Para practicar deporte, se recomiendan mascarillas con un filtro de carbón activo.

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