El miedo a la propagación del coronavirus ha obligado a instalar cámaras termográficas en los aeropuertos para detectar la temperatura de los pasajeros y contener el virus. Por Fátima Uribarri
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Las primeras semanas vimos como los policías chinos, en vez pistola, empuñaban el termómetro y sometían a viajeros y viandantes a controles de temperatura como primera medida para comprobar si podían haber sido contagiados por el coronavirus que brotó en Wuhan.
La fiebre es uno de sus primero síntomas. Ahora, varios aeropuertos de ciudades como Banda Aceh, en Indonesia, han instalado cámaras termográficas que permiten hacer esa medición de forma mucho más amplia y discrecional, como se ve en la imagen. Si se detecta fiebre en algún pasajero, se lo apartan y entra en cuarentena. En el aeropuerto de Fuzhou (China) ya funcionan unas cabinas de cuarentena portátiles en las que evacuan a los sospechosos de estar infectados.
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