Así funciona nuestra barrera protectora contra los enemigos como los virus y las bacterias. Foto: Cordon Press
1. Amígdalas
Las amígdalas son puestos de control y vigilancia. Estas estructuras se encargan de reconocer a los patógenos y activan el sistema inmunitario cuando es necesario.
2. Ganglios linfáticos
En estas estaciones de filtrado se encuentran células defensivas que atrapan a los virus y bacterias. También producen anticuerpos.
3. Timo
Aquí es donde las células T aprenden a reconocer a un patógeno específico y a destruir las células afectadas. En los niños, el timo tiene el tamaño de la palma de la mano; en los adultos va perdiendo su función y acaba desapareciendo.
4. Bazo
Este órgano filtra de la sangre las células inutilizadas por los anticuerpos. Además, actúa como depósito de células inmunitarias.
5. Intestino
Más de la mitad de las células productoras de anticuerpos se encuentran en las paredes intestinales. Debido a su gran superficie, el intestino supone una importante puerta de entrada para los patógenos.
6. Médula ósea
En el interior de los huesos es donde nacen la mayoría de las células defensivas. Desde allí se dirigen hacia otros órganos a través de la sangre.
7. Piel
Su gran extensión ofrece una amplia zona de ataque para los patógenos. Sin embargo, las colonias de bacterias benefactoras que viven en la piel nos protegen. Las células cutáneas producen, gracias a la ayuda de la radiación ultravioleta del sol, buena parte de la vitamina D fundamental para el funcionamiento del sistema inmunitario.
Las bacterias amigas
→ Una nueva hipótesis hace furor entre los científicos. Durante mucho tiempo se pensó que las bacterias eran enemigas del organismo. Sin embargo, ahora se está aceptando que sin una flora intestinal sana somos más vulnerables a las infecciones. Las bacterias que colonizan nuestros intestinos desempeñan un papel decisivo en el sistema defensivo.
→ Si se produce una alteración en el equilibrio bacteriano, nuestras defensas se debilitan. También pueden aparecer enfermedades autoinmunes, como las inflamaciones intestinales crónicas, mientras que las dolencias debidas al estilo de vida moderno, como la obesidad, se hacen más frecuentes.
→ El espectro de microbios intestinales beneficiosos se ve reducido en muchas personas debido a malos hábitos alimentarios, unas medidas de higiene excesivamente rigurosas y al consumo frecuente de antibióticos.
→ Ciertas bacterias forman un muro defensivo en unión con la mucosa intestinal sana, que nos defiende contra asaltantes peligrosos.
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