Hablamos con parasitólogo del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, Vicente Larraga del CSIC, sobre la vacuna del coronavirus que está desarrollando su equipo y cuyas pruebas en humanos podrían comenzar en enero. Por Carlos Manuel Sánchez/Foto: Carlos Luján
XLSemanal. ¿Qué ventajas tiene su vacuna?
Vicente Larraga. Como es sintética, presenta muchos menos riesgos. Las vacunas sintéticas no tienen estos problemas de mielitis que se están viendo en otras. Y como, durante los últimos cinco años, hemos estado desarrollando una vacuna contra la leishmania canina con la misma molécula, tenemos todas las pruebas de seguridad hechas. Eso nos da mucha confianza. Nosotros no necesitamos hacer pruebas con primates. Los que usan virus modificados sí que las necesitan. Tenemos otra ventaja: la molécula de ADN es muy resistente a temperatura ambiente. No necesita cadena de frío. Y eso es importante a nivel logístico, y en África o Asia puede ser decisivo.
XL. ¿En qué fase está?
V.L. Hemos empezado con los ratones ‘humanizados’. Los distribuye una multinacional. Como hay tanta demanda te los mandan muy jóvenes. Y tienes que darles tiempo para que crezcan y se aclimaten. No nos interesa que su sistema inmune sea muy joven. Los dejamos tranquilos un tiempo y les viene muy bien porque después del viaje desde Estados Unidos están un poquito estresados.
XL. ¿Y después?
V.L. En diciembre esperamos pedir los permisos a la Agencia Española del Medicamento y en enero podrían empezar las pruebas en humanos en fase I. Las dosis para los ensayos se fabricarán en Galicia, en la empresa Biofabri, con base en Porriño. Pero preferimos ir tranquilos, asegurando bien cada paso. Todo el mundo va con prisa, pero hemos optado por la vía clásica, hacer los experimentos al menos dos veces para tenerlo todo muy agarrado.
Los efectos adversos hay que reducirlos al mínimo. A lo mejor solo hay un caso cada quince mil, pero ese caso es muy llamativo.
XL. Una reacción adversa da munición a los antivacunas…
V.L. Claro, hay que tener mucho cuidado. Los efectos adversos hay que reducirlos al mínimo. A lo mejor solo hay un caso cada quince mil, pero ese caso es muy llamativo. Se publica en todos los medios. Un profesor mío de la facultad nos decía: «Aunque solo se muera el uno por ciento, ese uno por ciento se muere al cien por cien».
XL. Este invierno va a ser duro. La segunda ola está en pleno apogeo. ¿Vamos camino de un segundo confinamiento del país?
V.L. No lo creo. Habrá varias vacunas en primavera, por lo menos media docena, y ayudarán mucho. Y van a producir una contención general del virus, pero antes hay que seguir con la guardia alta: distancia de seguridad, lavarnos las manos con frecuencia, evitar las aglomeraciones… Hay que ir a por el virus, quitarle posibilidades de seguir contagiando. No creo que este invierno volvamos a un aislamiento generalizado del país, pero sí que seguiremos viendo ciudades confinadas.
XL. ¿Es conveniente vacunarse contra la gripe?
V.L. Sí, por lo menos las personas de riesgo deberían vacunarse para evitar las coinfecciones.
No es aceptable que volvamos a ver a dirigentes políticos esperando aviones con material sanitario a pie de pista. Y tenemos la capacidad técnica para hacer la vacuna.
XL. ¿Que España participe en la carrera por la vacuna es solo por una cuestión de prestigio?
V.L. No es solo por eso. Todo país debe poder asegurar la salud de sus ciudadanos. Eso es lo mínimo. No es aceptable que volvamos a ver a dirigentes políticos esperando aviones con material sanitario a pie de pista. Y tenemos la capacidad técnica para hacer la vacuna. Pero hemos vivido unos años de globalización en los que nos hemos desentendido. Que lo haga fulanito, que es más barato. Pero las cuestiones estratégicas no se deben delegar en nadie. ¿Sabe usted que la munición que utiliza el Ejército español es israelí? Hubo una mesa de contratación y la empresa israelí la ofrecía más barata. Pero se crea una dependencia. Los doce grupos españoles con el marchamo de la OMS podemos conseguir una vacuna eficaz, por encima del 60 por ciento de eficacia, y segura casi al cien por cien. Lo conseguirán varios, aunque la tengan ya los chinos o los ingleses.
XL. Al final, llamamos al ‘séptimo de caballería’ científico…
V.L. Pero nos tenían muy maltratados. Y seguimos muy maltratados. Yo no me puedo quejar. Pero yo ya estoy jubilado. Trabajo ‘ad honorem’.
XL. O sea, gratis.
V.L. Luego hay una generación que tiene en torno a cincuenta años. Pero no tenemos gente joven. No hay un entramado y eso es muy preocupante. Las enfermedades infecciosas se consideraban superadas, pero ya se ha visto que no es así. Y con la subida de las temperaturas nos están llegando parásitos y virus de otras latitudes. Tenemos que formar a científicos y tenemos que hacer que vuelvan muchos de los que se fueron. Porque van a ser necesarios para hacer frente a lo que venga.
Llegará un otoño en el que nos pondremos la vacuna de la gripe estacional, y en ella estará incluido el virus de la COVID
XL. ¿Cree que la sociedad les valora ahora más?
V.L. La sociedad sí, pero no tengo claro que el aparato del Estado también nos valore. No hablo ya de un gobierno u otro, sino del aparato. Los que sacan las plazas. Y no puede ser que solo nos acordemos de santa Bárbara cuando truena. Escatimamos en ciencia y en salud y luego, si te llega algo así, te tumba la economía. Además, la pandemia ha mostrado la fragilidad del turismo. Este país debe usar su ciencia y su tecnología para dar un salto económico. No podemos depender de que el primer ministro inglés le diga a los ingleses que no vengan.
XL. ¿Cuándo terminará esta pesadilla?
V.L. No lo sabemos, pero sí sabemos cómo terminará. Todas las epidemias acaban atenuándose, porque se van seleccionando las cepas menos virulentas, ya que las más dañinas matan al paciente y no pueden propagarse. Las que se van repitiendo son las que dejan al huésped vivo. Esto es típico de los virus respiratorios, como el primer SARS y el MERS. Y también sucedió hace diez años con el virus de la gripe A. No cabe esperar que esta vez sea distinto. La vacuna contra la gripe en realidad es un cóctel al que se van incorporando las cepas de los diferentes virus respiratorios y que se actualiza con las mutaciones que se producen ese año. Llegará un otoño en el que nos pondremos la vacuna de la gripe estacional, y en ella estará incluido el virus de la COVID.
Así funciona mi vacuna
«A diferencia de las tradicionales, la nuestra es sintética. No inyectamos ningún virus, sino una molécula artificial que hemos ‘disfrazado’ con un gen que lleva una proteína del virus. Es inofensiva, pero el sistema inmune la cataloga como una amenaza. Si alguna vez entra el virus de verdad, lo recordará y se lanzará contra él. Durante los últimos años hemos desarrollado una parecida contra la leishmania canina».