Los alemanes cuentan con su propio Fernando Simón, el virólogo Christian Drosten. Ahora, a este especialista se le ha sumado su colega Sandra Ciesek, de 42 años. Famosa por sus explicaciones directas, hablamos con ella de cómo va a evolucionar la pandemia. Por Rafaela von Bredow y Veronika Hackenbroch / Foto: Katrin Binner
Es la directora del Instituto de Virología Médica de la Clínica Universitaria de Fráncfort y entre sus áreas de investigación se encuentra la búsqueda de fármacos eficaces contra la COVID-19 y, desde septiembre, se turna con el homólogo de Fernando Simón en Alemania, Christian Drosten, para explicarle al país la situación de la pandemia.
XLSemanal. ¿Cuál es su enfoque básico a la hora de encarar esta pandemia?
Sandra Ciesek. Que la vida es nuestro bien más preciado. No se puede decir que lo importante es no seguir dañando la economía, que da igual que muera tal o cual porcentaje de infectados. Para mí, todas las vidas cuentan. En ese aspecto tengo una interpretación muy conservadora de la medicina.
XL. ¿Cuál va a ser la evolución durante las próximas semanas y meses?
S.C. El número de casos ha aumentado de forma clara durante estas últimas semanas. Ahora que por el mal tiempo nuestras vidas se van a desarrollar sobre todo en lugares cerrados, hay que contar con que ese aumento continúe. Lo más importante es evitar las actividades de ocio que puedan dar lugar a contagios masivos.
XL. ¿Cree que medidas como los confinamientos, la prohibición de la venta de alcohol, el uso de la mascarilla o la reducción del número de personas permitido en reuniones sociales bastarán para frenar el aumento?
S.C. Las grandes celebraciones en espacios cerrados son un problema enorme, eso está claro. Limitarlas durante un tiempo es una medida muy pertinente. Un buen ejemplo lo tenemos en nuestros vecinos de Dinamarca. Allí se produjo en septiembre un aumento considerable de los casos, al que se ha respondido con medidas directas: además de hacer test masivos, los bares y restaurantes cierran a las diez de la noche, el uso de la mascarilla es obligatorio en determinados lugares… Sin embargo, los colegios y las guarderías siguen abiertos…
XL. ¿Y cuál es el resultado?
S.C. Con estas medidas, Dinamarca ha conseguido frenar el aumento.
XL. Aun así, ¿no podría ser que las medidas contra el coronavirus estén provocando más daño que el propio virus? Si fuera así, tendríamos que relajar las medidas y aceptar más fallecimientos por COVID-19…
S.C. Como médica, mi objetivo no puede ser ese. Mi objetivo es que la menor cantidad posible de personas vean dañada su salud. Para mí es una cuestión ética y encierra una pregunta que debe responder la sociedad: ¿cada uno de nosotros como individuo está dispuesto a aceptar limitaciones para que muera el menor número de personas por COVID-19? Por otro lado, también hay opiniones que sostienen justo lo contrario de lo que plantea usted; es decir, que desde un punto de vista económico, el hecho de que haya muchas infecciones incluso puede resultar más negativo.
XL. También hay bastantes personas que se oponen a la adopción de medidas severas por cuestiones éticas, y su intención igualmente es evitar daños…
S.C. Sí, pero la mayoría de las veces se trata de temas que se argumentan a posteriori, y a toro pasado todos somos más inteligentes. Un buen ejemplo de lo que les digo es el cierre de los colegios. Hoy se valoraría de otra manera. Ahora sabemos que no solo hay que tener en cuenta la protección frente al contagio, también hay que pensar en la educación de los niños y en otros aspectos como la violencia en el entorno familiar. Dicho en pocas palabras: hay que desarrollar una estrategia equilibrada.
XL. ¿Cuál es, en su opinión, el avance médico más emocionante de estas últimas semanas?
S.C. Sin lugar a dudas, el estudio de mi colega Jean-Laurent Casanova, de la Rockefeller University. Ha comprobado que muchos de los pacientes que presentan un cuadro grave de la enfermedad tienen autoanticuerpos contra unas moléculas concretas de nuestro organismo, moléculas que son muy importantes para la respuesta inmunitaria.
XL. Los interferones.
S.C. Así es. Lo más interesante es que los pacientes que tienen estos autoanticuerpos son sobre todo hombres. Eso podría explicar por qué desarrollan cuadros graves con una frecuencia mucho mayor que las mujeres.
XL. ¿Ese dato puede servir también para probar con antelación si una persona tiene un riesgo especialmente elevado?
S.C. Exacto. Cuando un paciente con COVID-19 vaya a su médico o al hospital, podremos ver si tiene esos autoanticuerpos y, de ser así, tratarlo antes con antivirales o ingresarlo directamente.
«Se lo digo a los escépticos: si se les muriera la abuela por el coronavirus, seguro que lo verían de otra manera»
XL. Otro estudio reciente ha comprobado que el SARS-CoV-2 también ataca al corazón de una forma que hasta ahora no se intuía.
S.C. También lo hemos estudiado aquí, en Fráncfort, y sí, es posible que el SARS-CoV-2 infecte el tejido cardiaco. Pero esa característica no es exclusiva de este virus, hay otros muchos que hacen lo mismo. También puede darse en una infección por gripe, algo que, por otro lado, aprendí a temer durante mis años de prácticas, viví la muerte de muchas personas jóvenes por ese motivo.
XL. Sigue sin estar del todo claro si el coronavirus se propaga en las guarderías y cómo lo hace. Es lo que usted y su equipo están intentando dilucidar con el estudio Safe kids. ¿Puede adelantarnos algo sobre los resultados?
S.C. De hecho, acabamos de concluirlo, aunque todavía es un poco pronto para hablar de resultados. De todos modos, ya vamos sabiendo muchas cosas sobre cómo transmiten el virus los niños. Y creo que en breve podremos aportar más datos sobre lo bien que funciona mantenerlos en grupos pequeños que no se mezclen entre sí, para no tener que poner a cursos enteros en cuarentena por un solo positivo.
XL. Nos encontramos en el décimo mes de la pandemia y seguimos sabiendo muy poco sobre el virus y los niños. ¿Qué se ha estado pasando por alto?
S.C. Hay estudios epidemiológicos en colegios y guarderías realmente buenos, pero muchos de ellos tienen el problema de que se iniciaron cuando los centros estaban funcionando en modo de emergencia. Esa situación ahora ha cambiado.
XL. ¿Cuáles son las cuestiones más apremiantes en estos momentos?
S.C. Creo que, además de la vacuna, necesitamos un buen fármaco antiviral. Y una cosa que por desgracia seguimos sin saber: ¿qué inmunidad se consigue realmente con el contagio? ¿Durante cuánto tiempo se mantiene? Estamos asistiendo ya a las primeras reinfecciones; algunas de ellas, con cuadros graves. Resulta muy preocupante, aunque parece ser que es algo que solo sucede con una frecuencia extremadamente baja. Y, por supuesto, también es importante el tema de las secuelas a largo plazo que deja el virus. Ni siquiera sabemos si el virus es el responsable directo o si lo es la reacción inmunitaria.
«Unos anticuerpos que tienen sobre todo los hombres podrían explicar por qué ellos desarrollan cuadros más graves que las mujeres»
XL. ¿Teme que llegue a haber escasez de respiradores y de camas de UCI en Alemania?
S.C. No, no lo creo. En nuestro país, el problema no está en el número de camas, está en el personal de cuidados intensivos. Y no se trata de un asunto que se pueda resolver a corto plazo. Es un personal altamente especializado, hacen falta años de formación. Además, hay contagios entre estos sanitarios, contagios que en la mayoría de los casos se producen en el entorno privado, lo que puede suponer un agravamiento adicional de la situación en los hospitales.
XL. ¿Personalmente, le tiene miedo al SARS-CoV-2?
S.C. Digamos que le tengo respeto. No me gustaría pasarlo, en absoluto.
XL. ¿Cuál es su mensaje para las personas de 20 a 40 años, entre las que se está registrando un número especialmente alto de contagios, a menudo como consecuencia de un comportamiento imprudente?
S.C. Todos estamos en el mismo barco. En tiempos de crisis, la solidaridad y la cohesión son fundamentales. Aunque las personas jóvenes desarrollen síntomas graves con menos frecuencia, deberían responsabilizarse de la salud de sus padres y abuelos. Dicho esto, los jóvenes no están en absoluto a salvo de sufrir un cuadro severo de la enfermedad y secuelas a largo plazo.
XL. ¿Qué le dice a la gente que sigue insistiendo en que el coronavirus no es peor que una gripe?
S.C. Que por supuesto que la COVID-19 es más peligrosa que la gripe. A veces resulta agotador ver que una y otra vez se ponen en duda las evidencias científicas sobre la peligrosidad del coronavirus. Este verano, cuando estuve en Italia, vi con toda claridad lo que el SARS-CoV-2 puede hacer. Allí te encuentras con muchas personas que han perdido algún familiar, muchas de ellas siguen todavía en estado de shock. Eso también se lo digo a los escépticos. Si se les muriera la abuela por el coronavirus, seguro que lo verían de otra manera
Te puede interesar
Valentín Fuster: «Lo que hemos vivido es como la Tercera Guerra Mundial»