Las personas estresadas se sienten víctimas de las circunstancias. Hay que huir de los pensamientos negativos. Te damos algunas claves para afrontar una crisis de estrés. Por C.R. Foto: Cordon
- Sin prisas. La presión nos acelera; pero ¿cuánto tiempo ganamos por querer ir tan rápido? ¿Un par de minutos? Pues a ese tiempo ganado hay que oponer el que se pierde por ir demasiado atropellado. Por ejemplo, el tiempo que se tarda en corregir los errores cometidos por hacer las cosas con prisas. Lo mejor, pararse, recuperar la calma y preguntarse: «¿Qué tengo que hacer ahora?». Y hacerlo controlada y fluidamente.
- No te comas la cabeza. Cuando notes que la rabia o la preocupación no te dejan avanzar, grita un enérgico «¡basta!» y dirige tu atención a otra cosa. Si siempre acabas cayendo en el torbellino mental, repite una palabra que se te ocurra, aunque no signifique nada. Con un poco de práctica conseguirás controlar tu pensamiento y dejar de dar vueltas a lo mismo.
- Sin exagerar. En situaciones de estrés no es raro que afloren pensamientos negativos que lo refuercen: lo vemos todo negro («todo se va a ir al garete»), generalizamos («todo me sale mal») o nos tomamos las cosas de una forma demasiado personal. Pisa el freno si ves que te asaltan este tipo de pensamientos y detente a analizarlos. Sustituye los radicales siempre, nunca o todo por términos más llevaderos como a menudo, rara vez o mucho.
- Distanciarse. Si el estrés se debe a sentimientos como rabia, miedo o decepción, algo de distancia puede serte de gran ayuda. Retrocede unos cuantos pasos, habla por teléfono, haz ejercicios de respiración y relajación… Si quieres deshacerte de la rabia, haz deporte o al menos sube algunas escaleras. Todo esto frena al estrés y ayuda a actuar con la cabeza más fría.
Te puede interesar
No dejes que el estrés te domine