Diario de un embarazo durante la pandemia: esperando a Iria
El primer día del estado de alarma, el fotógrafo Olmo Calvo comenzó a documentar el embarazo de su pareja, la periodista Fabiola Barranco. Su hija, Iria, será uno de los cien mil bebés nacidos en España durante la cuarentena. Aislamiento, miedo, ansiedad, pero sobre todo esperanza hilvanan el relato de estos jóvenes a punto de ser padres. Por Fabiola Barranco y Olmo Calvo
1 Diario de un embarazo durante la pandemia: esperando a Iria · Lo que nos espera por delante
«Cuando me visto por las mañanas, soy consciente de cómo mi barriga crece estrepitosamente y florece por dentro. Me emociona sentir la fuerza de la naturaleza en mi cuerpo, aunque no me voy a engañar: me apena no compartir este regalo cerca de mi gente. Pero tampoco haré un drama de esto, no sería justo. Al fin y al cabo, es la vida lo que nos espera por delante. Y nos abrazaremos más fuerte».
2 Diario de un embarazo durante la pandemia: esperando a Iria · Recuerdos y misterios
«Cuando era una niña, con la llegada del invierno o del verano, mi casa olía a antipolillas. Mi padre bajaba de los altillos cajas de ropa guardada durante meses que iba pasando de una hermana a otra. Aunque ahora entiendo el cansancio de mi madre, que organizaba aquella locura para vestir a cinco criaturas, para mí era una aventura. Recuerdos de infancia se asoman en días de cuarentena. Como ayer, que aproveché el sol para tender la ropita de bebé que lucirá Iria, y que antes vistió Mara, la hija de mi amiga Inés. Mientras colgaba esas diminutas prendas, jugaba a imaginar su carita, su cuerpo, su olor. Qué misterio, y qué ganas de descubrirlo».
3 Diario de un embarazo durante la pandemia: esperando a Iria · El agua ahuyenta el miedo
«Para Iria, dejo correr el agua casi ardiendo. Mi pequeño placer del día. Es nuestro momento más íntimo. El agua ahuyenta el miedo e incluso la culpa, ese sentimiento traicionero, que estos días pesa tanto. Con calma y con cariño, seguimos preparando poco a poco su llegada. Y le canto nanas en silencio para hablarle del calor de los amigos, de lo bonita que es la vida cuando se comparte, aunque ahora sea desde la distancia».
4 Diario de un embarazo durante la pandemia: esperando a Iria · Retrato de familia
«Nunca tuvimos televisión hasta hace un par de meses. Cuando empezó el estado de alarma pensé que había sido una buena casualidad tenerla en este momento. Sin embargo, pasan días y días sin que la encendamos. Preferimos escuchar a los vecinos o, como mucho, asomarnos a las redes sociales. Nos gusta tumbarnos en el sofá, cada uno a lo suyo, pero juntos. Sin música de fondo, nos basta con escuchar nuestra respiración y sentir las patadas de Iria, que nos arranca más de una carcajada»
5 Diario de un embarazo durante la pandemia: esperando a Iria · El peso de la vida
«El otro día mi matrona me llamó por teléfono porque las citas presenciales están canceladas. Se explaya con dulzura y me explica los protocolos de estancia en el hospital o las visitas. Dos aspectos que han cambiado radicalmente con la pandemia. Estaremos lo menos posible ingresadas y todavía es una incógnita el tiempo que ha de pasar hasta que veamos a nuestros seres queridos una vez que nazca la niña. Reconozco que esto último me da un pellizquito por dentro. Antes de colgar la llamada, me pidió otra cifra: el peso de mi cuerpo, que alberga vida».
6 Diario de un embarazo durante la pandemia: esperando a Iria · Una mujer reconoce haber estado en Ifema… el silencio se enrarece
«En la sala de espera, solo mujeres embarazadas aguardamos nuestro turno. Antes de entrar a la consulta, la enfermera nos hace una serie de preguntas para valorar si tenemos o tuvimos síntomas de coronavirus. Una de las mujeres reconoce haber estado ingresada en IFEMA y seguir con tos. El silencio se hace tangible, se enrarece. La enfermera, con delicadeza, le pide que espere en el otro extremo y le comunica que será la última en ser atendida porque tienen que seguir un protocolo de desinfección de la consulta. Ella da la sensación de entenderlo, pero su pareja parece ofendido. Me irrita la reacción del chico, aunque empatizo tanto con su pareja como con la profesional sanitaria. Llega mi turno. El médico y la enfermera no pierden un ápice de paciencia, profesionalidad e, incluso, cariño en el trato. En un momento les transmito mi apoyo y ánimo. Lo agradecen. Su tono cálido alivia mi desconcierto a pocos días de parir en este momento de tanta incertidumbre».
7 Diario de un embarazo durante la pandemia: esperando a Iria · Nos alegramos de vernos: hicimos barrio
«En ciudades grandes como Madrid, llamamos ‘hacer barrio’ a ese gusto por vivir la cotidianeidad con la cercanía de los pueblos, a pesar de las prisas o las distancias de las urbes. Algo que siempre me ha encantado. Estos días lo echo de menos, más allá de la hora del aplauso en la que de vez en cuando arañamos unos minutos para charlar desde nuestras ventanas, solo por el gusto de hablar un rato, como en las mejores sobremesas. El sábado, después de semanas sin salir a la calle, bajé a la panadería donde me conocen por mi nombre, saben cómo tomo el café, el pan que me gusta y han visto la evolución de mi embarazo con palabras de cariño. Nos alegramos de vernos. Hicimos barrio».
8 Diario de un embarazo durante la pandemia: esperando a Iria · No, no es como la guerra
«El dolor de espalda tampoco remite cuando la noche pasa. No quiero quejarme, pero hay días en que no puedo más. Busco mil posturas que alivien. Pienso en la gente que se queda en casa enferma, aislada o sola, y valoro aún más el esfuerzo. El otro día hablé con mi amiga Wisal, que llegó a España desde Siria con su familia en 2015. Me dice que el confinamiento lo llevan bien. ‘La verdad es que los dos mayores y yo estamos acostumbrados a no salir de casa… porque ya lo hacíamos en Siria’. Claro, le respondo, estos días te traerán muchos recuerdos de allí. ‘No te creas -me dice-, es muy diferente. Aquí tenemos comida, luz, agua, Internet… Puedes salir a comprar o tirar la basura y no hay francotiradores ni bombas. Nadie te va a matar. Pero, bueno, aquello ya pasó. Y esto también pasará».
9 Diario de un embarazo durante la pandemia: esperando a Iria · El corazón de Iria
«Siempre es emocionante ver desde la pantalla latir su corazón, reconocer su cuerpecito cada vez más formado (¡ya roza los 3 kilos!), conocerla un poco más y, lo más importante, confirmar que todo está bien. En esta ocasión disfruté de este momento tan especial sola. Olmo no pudo entrar en la consulta debido al nuevo protocolo por la COVID-19; sentí mucha pena cuando nos lo dijeron, pero lo entendimos. Al salir, lo encontré en la sala de espera vacía. Quise abrazarlo y besarlo, pero la mascarilla, los guantes y la distancia social fuera de casa, ejercen siempre de barrera. ‘Va todo genial, es una gordita’, atiné a decirle emocionada»