Desconfinamiento: el estrés del ni juntos ni revueltos
Los expertos lo han llamado «distanciamiento social». En general, todos coinciden en que se trata de distancia física, pero advierten: los cambios serán también psicológicos y modificarán nuestra forma de relacionarnos. Por Raquel Peláez/Fotos: Getty Images y Cordon
«Ahora es más necesaria que nunca la distancia interpersonal», señalaba el ministro de Sanidad, Salvador Illa, al comienzo del desconfinamiento. Entre uno y dos metros, según las recomendaciones de su ministerio.
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El metro de la ciudad dispone de todo tipo de señalizaciones para evitar aglomeraciones en medio del brote por coronavirus.
Una estación de servicio ha clausurado parte de sus urinarios para evitar las distancias cortas.
Un grupo de amigos cena en esta especie de invernaderos improvisados por un restaurante de la ciudad para aislar a sus clientes.
El protocolo de distanciamiento social en el Capitolio deja asientos entre los congresistas e incluso hay señales para marcar la ubicación de los periodistas.
Varias autoridades francesas se sitúan en las marcas de la estación de tren Gare de l’Est, durante la presentación de las medidas de seguridad en el transporte público.
Empleados del gobierno mantienen la distancia en el ascensor de una oficina, tras más de 50 días de confinamiento por la pandemia.
El público, con mascarillas, se acomoda en asientos muy separados en esta sala de cine, cuando el gobierno checo comenzó a levantar las restricciones el 11 de mayo.