Amazon, los tentáculos del monstruo

Amazon, el titán de Bezos, ha sido el gran vencedor de la crisis del coronavirus. Un monstruo cada vez más grande que ha provocado el llamado ‘efecto Amazon’ y que ahora es una amenaza para los salarios. Por C. M. Sánchez

• Jeff Bezos, el hombre que se ha hecho aún más rico con la pandemia, tiene un plan…

Amazon es el tendero universal: 600 millones de artículos a la venta en todo momento. Y es el escaparate que utilizan tres millones de vendedores particulares, un gran zoco que se rige por las reglas que impone Bezos y al que hay que pagar su porcentaje. Se hacen más búsquedas de productos en Amazon que en Google, lo que le permite sacar tajada de la publicidad. Y de los datos. El historial de compras le permite anticipar los gustos de cada cual.

Amazon cuenta con 175 centros logísticos en el mundo. Tres de ellos están en España.

Controla un tercio del negocio del streaming a través de Amazon Prime y tiene 15 millones de usuarios diarios enganchados a su canal de videojuegos. Añádase una flota de vehículos por tierra, mar y aire. Centros logísticos y tiendas físicas donde no hay que pagar en caja, solo echar los productos al carrito y pasar por una baliza. Controla casi la mitad del negocio de la nube: Sus servidores (Amazon Web Services) le reportan casi 50.000 millones al año. Las grandes corporaciones y hasta la CIA tienen ahí sus documentos. Todo converge. Su asistente de voz es capaz de activar una compra electrónica. Sus cámaras de vigilancia y reconocimiento facial avisan a la Policía. Amazon es cada vez más grande y, al mismo tiempo, extiende sus tentáculos: añade nuevos intereses y negocios.

El terrible ‘efecto Amazon’

La pandemia está acelerando ciertas tendencias ligadas a las nuevas tecnologías. Una es la devaluación salarial. Compramos más barato porque somos más pobres, pero también somos más pobres porque compramos más barato. Es el temido ‘efecto Amazon’, que empezó tirando los precios para echar a la competencia y que ahora amenaza los sueldos. Que se vayan preparando los repartidores, un sector cada vez más esencial (y más socorrido para tantos jóvenes con y sin estudios) y que ya suma el cinco por ciento de la fuerza laboral en España, con un millón de empleos. Pero no solo ellos.

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