¿Una ‘app’ para irse de la tienda sin pagar?

«Compra ahora, paga después». El lema no puede ser más tradicional, pero Klarna aspira a una revolución. Esta ‘fintech’ sueca permite aplazar los pagos a través de una sencilla ‘app’, tiene ya 85 millones de usuarios y acuerdos con ‘retailers’ como H&M o Ikea, beneficiados porque fomenta el consumo. Pero, alertan varias asociaciones, también dispara las deudas entre los más jóvenes. Por Daniel Méndez / Fotos: Getty Images

• Sebastian Siemiatkoswki, un Mark Zuckerberg a la sueca

El color rosa chicle y una imagen de marca que parece extraída de un vídeo de una estrella pop no son elementos que asociemos a un banco tradicional. A menos que ese banco no quiera que pensemos en él como tal, sino como aliado que nos ayuda a comprar en abundancia y de un modo divertido. Sí, ‘divertido’ es una palabra que se repite en las descripciones que los responsables de marketing de Klarna han elegido para explicar su producto. ¿En qué consiste? «Una alternativa a los créditos para ayudarte a capear los costes y conseguir lo que quieres», reza la página web en español de esta fintech sueca que acaba de aterrizar en nuestro país (una fintech es una empresa del sector financiero que utiliza nuevas tecnologías para crear productos innovadores). Se trata de un servicio de pago a plazos de compras on-line (aunque cada vez cuenta con más presencia también en tiendas físicas a través de su app para móvil) que permite fraccionar lo adeudado en tres tramos sin intereses. Aunque Lady Gaga -protagonista de una campaña de Klarna- huye de estas palabras tan aburridas: en la campaña habla de ‘empoderamiento femenino’ mientras se propone matrimonio a sí misma. No es el único icono pop asociado a este disruptivo banco: el rapero Snoop Dogg es socio inversor.

Lady Gaga, protagonista de una campaña de Klarna.

De cara al comprador -joven: la edad media es de 33 años y bajando-, la app le ofrece la ‘ventaja’ de gastar el dinero que (todavía) no tiene, posponiendo el pago sin comisiones. Además, en caso de devolución no hay cargo. Es decir, los usuarios pueden recibir en casa tanta ropa como quieran, probársela y devolver la que no les guste, y después pagar solo aquellos artículos con los que hayan decidido quedarse.

Realizan ya un millón de transacciones diarias. La empresa, que vale 5000 millones de euros, es la mayor ‘fintech’ europea

De cara al comerciante, Klarna ofrece la ventaja de realizar el pago íntegro de las compras, siendo la propia app, como banco, la que asume el riesgo de impago a cambio de una cuota (que ronda el 3 o el 4 por ciento del total de cada operación). Además, la compañía asegura que logra incrementar las ventas en torno a un 40 o 60 por ciento y disminuir notablemente las devoluciones.

Desde finales de julio operan en España de la mano de Michael Kors, aunque a partir de septiembre la cartera de clientes será mucho mayor.

Y, para lograr que el usuario se sienta identificado con el producto, Klarna se ha vestido con esa imagen juvenil, más cercana a apps como Instagram que a la banca tradicional, que tan poca confianza inspira a una generación que se ha hecho mayor al albur de la crisis financiera de 2008… Aunque el sector financiero de toda la vida también ‘navega’ junto con Klarna: VISA es uno de sus socios inversores. Y tiene muchos más.

Un anuncio callejero de la ‘app’ en Londres, donde opera desde 2014, con su ya característico rosa chicle como color de identidad.

Esta fintech, creada en 2005 por tres estudiantes de Estocolmo, está presente ya en 17 mercados de Europa, Norteamérica y Australia y cuenta con más de 200.000 retailers en su cartera de clientes (entre ellos, H&M, Ikea, Inditex o Nike), 85 millones de consumidores y más de un millón de transacciones diarias. Cifras de impresión para una compañía que es la mayor fintech privada de Europa, con un valor de unos 5000 millones de euros y 2500 empleados.

Entre 30 y 200 euros de media

En el sector de la moda son líderes indiscutibles, pero van mucho más allá y el confinamiento ha resultado un gran aliado para su crecimiento. Los pagos en los que la app se utiliza parten de cifras bajas, de 30 o 40 euros, aunque el promedio en mercados como el británico -donde Klarna opera desde 2014- se sitúa en torno a las 200 libras.

Su creador, el sueco Sebastian Siemiatkowski, ha logrado que los jóvenes hablen de la app y sus compras en redes como Tik Tok, donde abundan los memes que hacen alusión a su banco, y asegura preocuparse más por la salud financiera de sus usuarios que por las ganancias. Tanto él como el máximo responsable de la firma en España hablan a menudo de responsabilidad: «No buscamos los impagos, todo lo contrario», asegura Daniel Espejo, country manager de la firma en nuestro país. Aunque precisamente en redes sociales los comentarios aluden a menudo a la imposibilidad de hacer frente a la deuda contraída por las compras. En una generación que habla con desenfado de sus problemas financieros, a menudo acompañan su preocupación con emoticonos divertidos. Pero la preocupación existe. Y no solo entre los compradores. En países donde estos servicios de pago aplazado y préstamos rápidos están más extendidos, las asociaciones de consumidores han alzado la voz de alarma ante la compra compulsiva de una generación que ha crecido con un móvil en la mano y que se ha convertido en el blanco de anuncios constantes y personalizados en sus redes sociales y con una creciente oferta de aplicaciones de préstamo rápido. Atractivas, como el resto de las aplicaciones, pero con un calado económico que podría llevarlos a comprar más allá de lo que se pueden permitir.

Frente a las denuncias de promover el endeudamiento, Klarna habla de ‘préstamo responsable’: usan filtros y analizan tu situación financiera antes de permitirte la compra, dicen

Desde Klarna aseguran que tratan de evitar precisamente esto, aplicando filtros y analizando de manera instantánea la situación financiera de cada usuario antes de cada compra. Si no puede garantizar el pago, reconocen, no se lo consentirán. Para protegerlo, dicen. En cualquier caso, su tasa cero de intéres es, desde luego, uno de sus grandes atractivos y la aleja de las tarjetas revolving que tantos titulares han dado en los últimos meses, hasta que un dictamen judicial les puso freno por sus elevados sobrecostes financieros. Desde Klarna hablan de ‘préstamo responsable’. Pero las asociaciones de consumidores y organizaciones como Stepchange, una organización sin ánimo de lucro británica que asesora en caso de deudas, alertan contra la creciente tasa de endeudamiento de los jóvenes.

Lo que parece inevitable, y el confinamiento por la pandemia ha confirmado, es que las fintechs como Klarna han venido para quedarse. Y la necesidad de estimular el consumo en los próximos meses disparará aún más su uso.

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