Según sus colegas, es el Marco Polo de la neurociencia, el investigador que ha puesto patas arriba nuestra comprensión del cerebro. en su laboratorio de san diego, que parece el estudio de un naturalista de la era victoriana, nos recibe este genio excéntrico para explicarnos sus revolucionarios tratamientos para las víctimas de trastornos y enfermedades mentales. Por dorothy wade / fotografía de brad swonetz

Es como la sala de juegos de un niño prodigio. hay juguetes, artículos de magia, manos de caucho de broma, un maniquí de escaparate, fósiles y un tanque con salamandras. El lugar lleva también a pensar en el estudio de un naturalista aficionado de la era victoriana. sillones de cuero ajado, cráneos de monos, mariposas disecadas y bustos de Darwin, Dickens y Sherlock Holmes. Se trata, sin embargo, del Centro para el Cerebro y la Cognición de la Universidad de California en San Diego, y en él trabaja Vilayanur Ramachandran, el investigador que ha revolucionado nuestra comprensión del cerebro, el Marco Polo de la neurociencia, según sus colegas. A Rama, como lo llama todo el mundo, le gusta ilustrar a sus alumnos con frases del que fue su gurú. Francis Crick, codescubridor de la estructura del ADN. Un gran científico cita Rama de Crick es aquel que se embarca en diez proyectos quiméricos, uno de los cuales lo lleva a un descubrimiento importante, algo mucho mejor que realizar diez estudios sin riesgo y con éxito, cuyos resultados no interesan a nadie. A principios de los 90, su estudio de la plasticidad del cerebro su asombrosa capacidad para el cambio convirtió a Ramachandran, hoy de 59 años, en uno de los neurocientíficos más conocidos del mundo. Desde entonces, sus investigaciones han llevado a descubrimientos sobre la naturaleza del yo, a ofrecer una nueva comprensión del autismo y a la puesta en práctica de innivadores tratamientos para las víctimas de una embolia, para los amputados y para las personas que sufren dolores crónicos. Para sus estudios, Ramachandran utiliza métodos muy simples. habla con pacientes que sufren oscuras dolencias neurológicas, realiza sencillos experimentos con espejos, naipes o ilusiones visuales. Eso sí, luego recurre a tecnología sofisticada, como la magnetoencefalografía o la resonancia magnética, para confirmar sus intuiciones. En gran parte, la concepción del nuevo modelo dinámico del cerebro humano se basa en su trabajo efectuado con pacientes que han sufrido amputaciones y sienten dolor y otras sensaciones en la extremidad amputada. A su laboratorio acuden pacientes con dolencias muy curiosas. gente que piensa que sus brazos y sus piernas pertenecen a otro o que está convencida de que sus familiares han sido suplantados por alienígenas. Pero Rama ha aprendido, ante todo, de los pacientes con extremidades fantasma.

üEl profesor está examinando a R. M., un hombre de 50 años, de Arizona, al que le amputaron el brazo izquierdo tras un accidente de tráfico. Se durmió al volante y despertó en el hospital varios meses después. Cuando salió del coma, R. M. sentía dolores en el brazo izquierdo. Se quedó atónito cuando una enfermera le enseñó con un espejo el muñón de la amputación. él estaba seguro de que el brazo seguía en su sitio. Sentía un dolor palpitante en la mano que me faltaba, como si me hubieran pegado un martillazo en los dedos. Fue dado de alta, pero el dolor continuaba. Si acercaba la mano a un cigarrillo, sentía que me quemaba. Y me dolía si la ponía sobre una chincheta. Cada tanto me sorprendo intentando alcanzar cosas con el brazo que me falta. O queriendo rascarme la cara. Mi pareja piensa que estoy loco. Ramachandran explica que R. M. puede sentir su brazo amputado porque aún está en el mapa corporal del cerebro, una porción de masa cerebral que contiene un mapa en miniatura de cada parte del cuerpo. Como el cerebro no sabe que el brazo ya no está en su sitio, la extremidad continúa como parte del mapa. De ahí la persistencia de las sensaciones. Valiéndose de un procedimiento extraordinario que viene a ser como un truco de circo, Ramachandran resucita la extremidad perdida, utilizando una caja dividida por un espejo. R. M. pone la mano real en un lado del espejo y, como por arte de magia, la mano amputada reaparece. Mientras juega con la ilusión de su mano, Ramachandran sitúa un algodoncillo sobre distintas zonas del cuerpo de R. M., que no se inmuta hasta que Ramachandran sitúa el algodón en su rostro. R. M. siente el contacto en la cara y en su brazo fantasma. El investigador entonces dibuja la mano desaparecida con rotulador en la cara de R. M. El paciente vuelve a su casa, donde durante varias semanas jugará con la caja del espejo, acostumbrándose a visualizar la otra mano. El objetivo es conseguir la amputación de la extremidad fantasma del mapa corporal y ponerle fin al dolor. La explicación exacta de esta curación está por aclarar. Ramachandran explica. Yo sospecho que el cerebro, al verse sorprendido por un aluvión de datos contradictorios, simplemente tira la toalla y se dice. Al demonio Aquí no hay ningún brazo . El neurólogo también se vale de lupas para empequeñecer los miembros fantasma. el paciente ve que la extremidad se vuelve de menor tamaño y el dolor asimismo decrece. ü¿Qué hay detrás de tan extraños fenómenos? Tras realizar sus primeros experimentos a principios de los 90, Ramachandran intuyó algo que las imágenes cerebrales y los estudios de muchos pacientes le confirmaron. Aunque el mapa corporal del cerebro refleja con precisión el trazado de algunas partes del cuerpo, otras partes se ven reflejadas de forma confusa. La clave, aplicable al caso de R. M., estaba en que el rostro se hallaba al lado de la mano en el mapa corporal. Ramachandran supuso que, cuando la mano había sido amputada, las células cerebrales correspondientes al rostro invadían la zona correspondiente al brazo. Millares de nuevas células estarían trasladándose y estableciendo nuevas conexiones. Cuando las atrevidas especulaciones de Ramachandran se vieron confirmadas, el descubrimiento fue saludado como un nuevo paradigma en nuestro conocimiento del cerebro. üEl cerebro 1300 gramos de una masa gelatinosa constituye una hazaña cósmica de la ingeniería y se caracteriza por las reacciones químicas y las conexiones eléctricas de tipo complejo. En su interior hay 100 billones de células cerebrales o neuronas. Cada neurona establece millares de contactos con otras neuronas, por lo que las permutaciones se cuentan por trillones. El número de posibles estados del cerebro es asombrosamente elevado y supera en mucho el número de partículas elementales existentes en el universo conocido , afirma Ramachandran. Como si fuera una gran corporación, el cerebro está dividido en dos y tiene cuatro divisiones principales, los lóbulos, cada uno de los cuales cumple una función específica, pero se mantiene en contacto con los otros tres. Los lóbulos occipitales regulan la vista; los parietales nos aportan la sensación del cuerpo en relación con el tiempo y el espacio; los temporales se centran en la memoria y el lenguaje, y los frontales llevan a la formación de la personalidad y la moralidad y operan como un alto directivo, pues se encargan de la planificación y organización de toda la empresa. El cerebro tiene asimismo centenares de módulos, cada uno de los cuales ejecuta una función del cuerpo o la mente. Siempre se consideró que había un módulo para cada función y que, si uno resultaba dañado, esa función se perdía sin remedio. Pero los experimentos de Ramachandran y otros prueban que el cerebro es capaz de reorganizarse, lo que ha transformado radicalmente nuestra comprensión de cómo funciona el cerebro y ofrece nuevas esperanzas de curación a los pacientes de embolias, parálisis, dolores crónicos y otros trastornos. ü Siempre se ha pensado que las conexiones cerebrales resultaban fijadas en la primera niñez y eran inmutables. Pero en su momento hicimos un experimento de cinco minutos que refutó esa idea. El cerebro es dinámico y está cambiando sus conexiones constantemente. Así que hay esperanza para todos. Ramachandran piensa que estos descubrimientos sobre cómo el cerebro modifica sus conexiones para permitir nuevos aprendizajes y cambios ayudarán con el tiempo a una de cada seis personas que haya sufrido una embolia y a una de cada diez con daños cerebrales de otro tipo.También hay aplicaciones clínicas. La denominada información visual por espejo (MVF) es hoy empleada en el diez por ciento de las clínicas que tratan a pacientes con extremidades fantasma y tiene el potencial de revolucionar la neurorrehabilitación. Ramachandran ha usado el truco del espejo con pacientes de embolias que sufrían de parálisis en las extremidades. Con este método intenta que, después de cierta parálisis inicial ya asumida por el cerebro, los daños no sean irreversibles. Para ello, Ramachandran utiliza el espejo con el paciente y manipula la extremidad para que dé la impresión de estar moviéndose. La ilusión visual a veces logra restaurar la función original. De igual modo, muchas veces parece que el dolor crónico es aprendido, y la MVF puede ofrecer alivio. Por increíble que parezca, otros experimentos con pacientes con extremidades fantasma muestran que los cerebros humanos trabajan en armonía. Ramachandran lo advirtió mientras trabajaba con Humphrey, un paciente que había perdido la mano en la primera guerra del Golfo. Cuando Rama acariciaba y toqueteaba la mano de una alumna, Humphrey, al verlo, podía sentir el roce en su mano fantasma. Hoy sabemos que todos contamos con células cerebrales capaces de compartir la experiencia de otros. las neuronas espejo. Al ver que a otra persona le clavan una aguja, nuestras neuronas del dolor se disparan como si a uno mismo también le estuvieran clavando la aguja. Es lo más parecido a la telepatía que la naturaleza nos ha conferido , dice. Estas células cerebrales pueden ser responsables del lenguaje, el aprendizaje y hasta de la propia civilización. Ramachandran cree incluso que una carencia de estas podría ofrecer también una explicación, aunque no aún una cura, al autismo. Las capacidades que convierten en especiales a los humanos así como otras sobre la naturaleza del yo y la conciencia son el nuevo santo grial de Ramachandran. En su libro The tell-tale brain trata de responder a la pregunta de Disraeli. ¿El hombre es un simio o un ángel? . Aunque fisiológicamente somos unos macacos afirma, un gigantesco paso en la evolución del cerebro, hace 50.000 o 100.000 años, nos convirtió en algo único, sin precedentes, trascendente. Pese a su absoluto sentido del asombro, Ramachandran sigue siendo un reduccionista y cree que nuestros logros más impresionantes nacen de determinadas partes del cerebro. El córtex prefrontal, uno de ellos, es conocido, de hecho, como el asiento de la humanidad . Hoy, sin embargo, Ramachandran centra su investigación en los lóbulos parietales, donde considera que se encuentra el yo. Ciertas regiones de los lóbulos han crecido mucho en los humanos y contienen áreas que no existen en otros animales, un indicio de su importancia en la evolución del cerebro humano. Ramachandran explica que las personas con cierto tipo de lesiones cerebrales tienen un yo fragmentado y que el estudio de ciertos trastornos puede arrojar luz sobre la naturaleza del yo, así como los orígenes de la experiencia subjetiva y la conciencia. Es decir, intenta resolver el mayor rompecabezas de la neurociencia. n ü

2000 A. C.Los pueblos preincaicos hacen trepanaciones agujeros en el cráneo con piezas de bronce para tratar, se cree, la epilepsia y sacar los malos espíritus de la cabeza. ü300 A. C.Primera disección de un humano. Médicos griegos descubren el sistema nervioso, cuyo centro está en el cerebro. Antes se creía que la inteligencia estaba en los ventrículos.1811El escocés Charles Bell descubre que los nervios de los ojos y los oídos se corresponden con áreas específicas del cerebro. La parálisis facial (o de Bell) lleva su nombre. ü1862En un hombre que solo decía la palabra «tan», el neurólogo francés Paul Broca halla daños en el córtex frontal izdo., área hoy llamada de Broca, donde se crea el lenguaje.1906Con un microscopio Zeiss ultramoderno, el Nobel español Santiago Ramón y Cajal descubre la estructura y la función de las neuronas, que plasmó en espléndidos dibujos.1906Charles Sherrington prueba que las neuronas envían mensajes a través de minúsculos huecos que él llama «sinapsis». Estas son el objeto de estudio de la neurociencia hoy. 1935El portugués Egas Moniz desarrolla la lobotomía corte en la conexión entre los lóbulos prefrontales y el resto del cerebro como terapia para males mentales.1953Un epiléptico al que se le ha extirpado una parte del cerebro no tiene ya nuevos recuerdos. Brenda Milner estudia el rol del hipocampo en la memoria a largo plazo.1954El psicólogo James Olds halla el centro del placer en el cerebro, en el haz prosencefálico medial, que activa la dopamina, la hormona de la recompensa.

LOS 60A. Hodgkin y A. Huxley ganan el Nobel al probar que las neuronas se comunican con impulsos eléctricos; John Eccles, una mención por su trabajo sobre la sinapsis. 1970El estadounidense Julius Axelrod estudia cómo opera la adrenalina y otros químicos cerebrales y posibilita la creación de antidepresivos como el Prozac.2000Eric Kandel gana el Nobel por su estudio con una babosa marina en la que descubre que los recuerdos nacen a partir de cambios en el seno de las neuronas y las sinapsis.2004Científicos alemanes convierten células madre del tuétano en células cerebrales funcionales. Así los tejidos cerebrales lesionados podrían ser reparados con implantes.2011Se crean los brazos biónicos regidos por el pensamiento. Se descubre la reinervación muscular selectiva, que liga los nervios sajados con extremidades artificiales.ü

Tratamientos DE VANGUARDIAEl próximo paso es transformar los asombrosos descubrimientos sobre el cerebro en tratamientos médicos. Estos son los más innovadores.

Estimulación magnética. Tratamiento no invasivo. Se coloca en la cabeza un electroimán que provoca una corriente eléctrica para estimular las neuronas inactivas. Acelera la recuperación de funciones cerebrales.Células madre neurales. Consiste en trasplantar células madre para reparar los daños de lesiones cerebrales traumáticas, las embolias, el párkinson y el alzhéimer. Terapia genética. Los genes defectuosos alojados en el cerebro son reemplazados por nuevos genes. Técnica ya probada en animales con alzhéimer y epilepsia. Estimulación cerebral profunda. Implantación quirúrgica en el cerebro de un minúsculo electrodo que estimula aquellas partes del cerebro inactivas. Es efectivo para tratar temblores derivados de enfermedades como el párkinson. Interfaz cerebro-ordenador. Permite la comunicación directa entre el cerebro y un ordenador. Ya ha ayudado a víctimas de embolias a recuperar el control de los movimientos.

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