Nací en Lima (Perú) hace 68 años. Mi padre, primo hermano de Salvador Allende, era embajador. De mis 17 libros se han vendido más de 55 millones de ejemplares. ‘El cuaderno de Maya’ es el último. Por D.B.
Isabel Allende. Me acabo de enterar de que Allende es un apellido vasco y Llona, mi segundo apellido, también lo es. Parece ser que tengo ascendencia vasca por parte de madre y de padre.
XLSemanal. ¿Y en qué lo nota?
I.A.[Carcajada] En nada. Yo creo que ya está muy diluida nuestra sangre. Pero mi abuelo era vasco vasco. Nació con un problema en una cadera y se le fue deformando la columna vertebral. Tenía dolores en todos los huesos del cuerpo. Y lo pasaba con sacos de gin y aspirinas. No lo oímos quejarse en sus cien años de vida.
XL. Está usted casada, en segundas nupcias, con otro escritor, William Gordon. ¿Se copian el uno al otro?
I.A. [Ríe]. No llegamos a tanto. Lo peor es que Willy, al principio, pretendía competir conmigo. Tuve que decirle: «¿Tú estás loco?». Recapacitó, se puso a escribir novela negra y le ha ido bien.
XL. ¿La familia que escribe unida… ?
I.A. … ¡termina divorciada! [ríe]. Lo que no se sabe es cuándo. Pero en El cuaderno de Maya hay una intriga policial y él me ayudó a plantear las claves. Un detalle que se agradece.
XL. ¿Sigue teniendo usted sueños eróticos con Antonio Banderas?
I.A. [Sonríe]. Desgraciadamente, ya estoy muy vieja para tener sueños eróticos. Pero si soñara, sería con él.
XL. ¿Y cómo aparecía en ellos: vestido del Zorro o sin vestir?
I.A. [Ríe]. ¡No seas cruel! Mira, una vez soñé que estaba desnudo sobre una tortilla mexicana y yo le echaba guacamole y salsa y lo enrollaba para comérmelo. ¿Tú te puedes creer un sueño más raro? Por él escribí Afrodita.
XL. Oiga, ¿y esto lo sabe su marido?
I.A. Sí, claro. Y no le importa nada.
XL. Veo que es una mujer apasionada.
I.A. Sí. Más de lo que debiera. Todo en mi vida lo agarro con un entusiasmo y una pasión que no me deja casi energía para seguir. Las veces que me he enamorado, el pobre hombre no tiene chance. Lo estrello contra la pared y ya se puede dar por… ¡muerto! [ríe].
XL. ¿Qué recuerda de Salvador Allende?
I.A. Era un hombre muy carismático, de un valor increíble. Tenía mucho sentido del humor. Contaba chistes de sí mismo que circulaban por ahí. Dormía muy poco, era insomne, pero tenía una inteligencia casi fotográfica. Era también vanidoso, mujeriego, amigo de sus amigos. E incapaz de imaginar una deslealtad. Ese fue el principio de su fin.
Muy verde.
«Me encanta empezar el día comiéndome una manzana. Dicen que pocas cosas más sanas puede haber que una manzana cada día. Desde niña lo he hecho».
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