La cantante regresa a París, la ciudad donde nació, con un álbum bautizado El cielo de París. Sole Giménez nos descubre su recorrido más personal, tras la estela de Piaf, Charles Aznavour, Brassens
Yo vi a Papá Noel en París . Ante la cara de incredulidad del interlocutor, Sole Giménez insiste. Lo recuerdo perfectamente. Iba volando en su trineo, tirado por renos. Yo tenía cuatro años, y era cuando vivía aquí . Dice, mientras subraya con una sonrisa pícara la incógnita de la frase. ¿me estará hablando en serio? Aquí, en París, nació la ‘ex Presunta Implicada’ en 1963 y aquí vivió hasta los cinco años, cuando sus padres se volvieron a Yecla (Murcia), de donde habían salido algo más de una década atrás. Vinieron prácticamente con lo puesto a buscarse la vida, como hicieron tantos otros por entonces. Y como vuelven a hacer ahora, con un matiz importante. hoy son los más preparados los que se están yendo .
Un recuerdo, el de aquella estampa navideña en el cielo de París, que da título a su último disco y que hoy nos ha traído hasta aquí. Un tributo a la chançon francesa que se escuchaba en casa, donde lo mismo se ponían a cantar una copla que a Edith Piaf. Esta es la música que me ha acompañado desde pequeña, la que llevo en el ADN . La que escuchaban en los singles que se trajeron en la mudanza de regreso a la Península. Y me ha salido un disco lleno de añoranza, de recuerdos, que es al mismo tiempo un homenaje a mi propia infancia y juventud y a la música francesa que me acompañó . En el disco suenan en francés y en castellano versiones de Piaf, Jacques Brel, Aznavour, Brassens Es una música y una época que da muchísimo de sí, es como el que quiere comerse su bombón favorito de la caja y piensa. Algún día llegará .
El álbum arranca con La bohème, un tema que inmortalizara Charles Aznavour y que habla de un pintor que rememora una juventud perdida en un barrio de Montmartre que ya no existe como él lo conoció.
Y en Montmartre arranca nuestro periplo. Sole nos trae a ver el llamado muro del je taime, o muro de los ‘te amo’. un inmenso mural al aire libre formado por 500 azulejos de lava esmaltada donde puede leerse la citada frase en más de 300 idiomas distintos. Lo descubrí el año pasado callejeando por Montmartre con mi hermano, y nos quedamos prendados. ¡Debería haber un mural así en cada ciudad! . Se entretiene curioseando en los breves textos que adornan la pared; para plasmarlos, el artista Fréderic Baron contó con la ayuda del calígrafo Claire Kito.
Continuamos callejeando por el barrio que tantos artistas ha cobijado. París, dice Sole, se tiene que descubrir deambulando por sus calles sin rumbo. Dejándose llevar por las cuestas de Montmartre o por las pequeñas tiendas llenas de tesoros. Es una de las cosas que más me gusta de esta ciudad. Te pones a pasear y descubres tiendecitas llenas de un sabor especial que solo se encuentra aquí . Y, cómo no, entramos a curiosear en más de una. Dejamos pasar el bistró Le Progrès (7, rue Des Trois Frères), donde la cantante estuvo comiendo hace unos días. Todavía no es hora de almorzar, pero el menú resulta, cuanto menos, tentador. tartar de salmón, confit de pato, foie Nos detenemos en Pylones (7, rue Tardieu; www.pylones.com), una boutique de pequeños objetos de regalo donde, cómo no, cae algún pequeño obsequio para llevar de vuelta a casa. O, un poco más allá, en la original tienda de lámparas La Case de Cousin Paul (4, rue Tardieu; www.lacasedecousinpaul.com). pequeñas bolas de colores iluminadas, un toque de color y de diseño que atrapa a Sole. ¿Lo ves? A esto me refiero, en París encuentras pequeñas joyas como estas en cada esquina .
Con sus hijos, Alba y Álvaro, estuvo hace solo unos días en la capital francesa. Álvaro, el pequeño, de 12 años, no conocía la ciudad donde nació su madre. Quise enseñárselo todo. por supuesto la Torre Eiffel; el paseo en el Bateau Mouche por el Sena, que no puede faltar También llevé a mi hija al Museo DOrsay y ella, a su vez, nos llevó al Louvre . Y añade una recomendación. la Sainte Chapelle, una joya gótica ubicada en el interior del Ministerio de Justicia, en mitad de la isla de la Citè. Sole habla con especial cariño de esos días disfrutados en familia, aunque asoma un pequeño pero. Lo único malo fue que nos llovió. Es el secreto mejor guardado de los parisinos, que llueve 330 días al año . Y, jugando con la canción que da título a su disco, apunta entre risas. ¡El cielo de París no esconde solo el amor, también unos nubarrones tremendos! .
Hoy, el sol va y viene y exprimimos los ratos en que asoma. Cambiamos de barrio y nos acercamos hacia la orilla del Sena. Por el camino, un alto en las galerías Lafayette ( me fascina su cúpula ) y, cuando el hambre aprieta, buscamos el menú que Sole ha tenido en la cabeza durante todo el día. una sopa de cebolla, o soupe a loignon, como dice ella sonriendo. Recalamos en el café de LOlympia, en el Boulevard des Capucines, junto al célebre teatro. El sitio no podía ser más indicado. por el Olympia que, por cierto, fue fundado en 1888 por el catalán Josep Oller, creador también del Moulin Rouge han pasado todos los grandes de la música francesa de los 60 y 70. Aquí fue donde la Piaf cantó por primera vez otro de los clásicos del repertorio del nuevo álbum de Sole Giménez. Non, je ne regrette rien.
Saciado el apetito, continuamos deambulando por algunos de los puntos que conforman el París de Sole. desde el palacio de la Ópera, que, confiesa, es uno de sus edificios favoritos. Por dentro está lleno de polvo , dice riendo, pero no deja de ser un lugar mágico . O las orillas del Sena. No podía faltar el dulce más clásico de la ciudad. los célebres macarons. En la pastelería-chocolatería Georges Larnicol (que se autodefine como meilleur ouvrier de France. Hay varias en París; www.larnicol.com) nos entretenemos tratando de averiguar los sabores de estos pequeños dulces de colores indescifrables. rosa, naranja, verde Y, de nuevo, a pisar la calle. A explorar la ciudad a pie. Y así la ha ido conociendo ella poco a poco. Una vez que nos fuimos, pasé mucho tiempo sin volver. Pero, a partir de los 16 años, la vida me ha ido trayendo muchas veces. por trabajo, por ocio, con la familia, amigos . Ahora ha vuelto de una manera distinta, a partir de su música. Y dice que lo hace para saldar una cuenta que tenía pendiente, consigo misma y con la ciudad donde nació, desd tiempo.
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