Esta mujer rebelde e inteligente es de las pocas diseñadoras que puede presumir de haber creado un icono. el ‘wrap dress’, un vestido envolvente con el que revolucionó los años setenta y conquistó el mundo.

XLSemanal. Señora Von Furstenberg, en su autobiografía, The woman I wanted to be, afirma. «Viví mi sueño de llevar una vida de hombre en el cuerpo de una mujer». ¿A qué se refiere?

Diane von Furstenberg. Llevar una vida de hombre significa pagar tus facturas. Tomar el destino en tus manos. No reprimirte. También tiene que ver con la relación entre hombre y mujer, con eso tan femenino de preguntarse. «¿Me llamará o no?, ¿qué pasará si me acuesto con él?».

XL. Aparentemente, no ha sido ese su caso. Durante un tiempo se la conoció como Diana la Cazadora.

D.F. Bueno, Diana es la diosa de la caza, ¿no? Y me gusta.

XL. Se casó con un acaudalado príncipe a los 22 años, a los 24 ya había sido madre dos veces. Al mismo tiempo, allá por los setenta, creó su marca de moda, con la que ganó mucho dinero. A los 25 años era una mujer divorciada que disfrutaba de un gran éxito profesional. ¿Qué opina sobre ese debate actual de si las mujeres pueden tenerlo todo?

D.F. No es fácil ser mujer. Estás obligada a hacer un montón de cosas a la vez. Nos entrenan desde pequeñas. haz eso, no hagas aquello, disimula por aquí, finge por allá. Además, tenemos el periodo todos los meses. ¿Qué les pasaría a los hombres si tuvieran el periodo? ¿Se lo imagina usted?

XL. ¿Notó presión para que se atuviese al modelo de mujer que dominaba en aquellos años?

D.F. Yo lo tuve más fácil que la mayoría, porque desde el principio fui mi propia jefa. Además, la industria de la moda no es un reino exclusivo de los hombres, en absoluto.

XL. ¿Su moda sería diferente si usted fuese un hombre?

D.F. ¡Oh, sí! Fíjese en las diseñadoras Coco Chanel, Elsa Schiaparelli, Donna Karan, Jil Sander, Sonia Rykiel… sus vestidos son mucho más prácticos que los de la mayoría diseñados por hombres.

XL. ¿Qué tipo de mujer tiene en mente cuando diseña sus vestidos?

D.F. Una mujer moderna, que lo quiere todo. Es una mujer implicada, informal, sexy, siempre activa. Por eso, mis vestidos son fáciles de llevar.

XL. En 1974 diseñó el prototipo de un nuevo tipo de vestido, el llamado wrap dress, cruzado y enrollado al cuerpo. ¿Cómo se le ocurrió la idea?

D.F. Mi primer modelo fue un vestido camiseta muy sencillo; luego vino una blusa cruzada con una falda a juego. Un día, durante el escándalo del Watergate, vi en la tele a Julie Nixon defendiendo a su padre, el presidente Richard Nixon. Llevaba puestas mi blusa y mi falda, y pensé. ¿Por qué no uno las dos en un solo vestido? . Y ya, de repente, me vi viviendo el sueño americano. Ese vestido pagó todas mis facturas, la educación de mis hijos, me dio todo lo que tengo.

XL. Su vestido cruzado está expuesto en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. ¿La moda es arte?

D.F. En aquellos tiempos, lo que me importaba era ser económicamente independiente. No intentaba hacer una declaración de nada. Hoy, me doy cuenta de que no solo fue una declaración de principios sobre la moda, sino un alegato sociológico.

XL. ¿De dónde venía esa necesidad suya de ser independiente?

D.F. En 1960, cuando Egon von Furstenberg y yo nos casamos, estaba embarazada y eso me daba cierta vergüenza. La gente pensaba que lo había hecho para pescarlo. Tenía un título de príncipe y la familia de su madre era la dueña de Fiat. No todos en su familia se alegraron de que quisiera casarse con una chica judía de Bélgica. Aquello fue un acicate.

XL. ¿Contó con el apoyo de su marido?

D.F. Sí. Él siempre estuvo a mi lado. Me dio tanto nuestros hijos, su apellido, sus contactos Le estoy agradecida por muchas cosas.

XL. ¿Por qué se dedicó a la moda?

D.F. Fue por casualidad. Es lo fascinante de la juventud. cualquier puerta que se te abre puede acabar decidiendo el resto de tu vida. Con 20 años, yo no sabía lo que quería hacer; pero conocí a Angelo Ferretti, un empresario textil italiano, que me invitó a visitar su fábrica en Como, donde elaboraba tejidos para Gucci y Ferragamo. De Ferretti aprendí todo lo que sé de tejidos. Cuando me quedé embarazada y me fui con Egon a Nueva York, me llevé los vestidos en los que había estado trabajando. Ya en Nueva York se los enseñé a Diana Vreeland, la redactora jefe de Vogue. Y así empecé.

XL. Su empresa estuvo al borde de la quiebra solo cuatro años después de que usted inventara el vestido cruzado.

D.F. Sí. Todo había ido muy rápido. Yo no sabía mucho de negocios. Llegó un momento en el que casi todas las mujeres de los Estados Unidos tenían vestidos cruzados, el mercado estaba saturado. Tenía un almacén lleno que no podía vender y me asusté. Por suerte encontré un comprador para mi empresa. Luego me concentré en mi línea de cosméticos, pero a los cinco años pasó lo mismo. crecimos muy rápido y abarcamos más de lo que podíamos. También vendí la empresa. Salí adelante, pero había perdido mi marca y mi identidad. Me sentí acabada.

XL. ¿Cómo se recuperó de ese fracaso?

D.F. Fue duro. A comienzos de los noventa descubrí una nueva forma de vender vestidos. la teletienda. En poco tiempo conseguimos ventas de 40 millones de dólares. Este éxito me devolvió la confianza. Luego vi que las chicas jóvenes empezaban a buscar mis vestidos en las tiendas de segunda mano. Incluso un diseñador joven, Todd Oldham, llegó a llamar a su desfile Homenaje a Diane von Furstenberg. Cuando me enteré, pensé. ¡Todavía no me he muerto! .

XL. ¿Tiene referentes en su vida?

D.F. Mi principal ejemplo ha sido mi madre. Quiero enseñarle algo. [Va a la habitación contigua y vuelve con un recorte enmarcado y algo amarillento sacado de un periódico alemán. En una foto en blanco y negro se ve a una mujer muy elegante que cubre con su abrigo a una niña pequeña].

<str. ¿Es usted con su madre?

D.F. Sí. La foto se hizo pocos años después de que mi madre saliera de Auschwitz. Es difícil de creer, ¿verdad? Tiene un aspecto tan glamuroso

XL. ¿Su madre le habló del tiempo que pasó en el campo de concentración?

D.F. Yo sabía lo que significaba el número que llevaba tatuado en el brazo, pero casi no hablábamos de eso. Cuando contaba cosas, eran positivas, como el compañerismo entre los prisioneros. Esa actitud la ayudó a sobrevivir.

XL. Cuando fue arrestada, su madre tenía 20 años y formaba parte de la resistencia belga. ¿Cómo llegó a Auschwitz?

D.F. Estuvo encerrada con otros prisioneros en un vagón de ganado durante días. No tenían nada de comer ni de beber. Una mujer mayor cuidó de ella. Cuando llegaron al campo, a los prisioneros les hicieron formar en fila y los iban dividiendo en dos grupos. La mujer mayor fue al grupo de la izquierda, mi madre quiso seguirla. Un guardia con bata blanca fue tras ella, la separó de la mujer y la empujó hacia el otro grupo. Aquello le salvó la vida. el primer grupo fue directamente a las cámaras de gas. Tiempo después mi madre se enteró de que el hombre que la había salvado era Mengele, el famoso médico del campo. Cuando la liberaron, pesaba solo 29 kilos.

XL. Año y medio más tarde nació usted. Durante mucho tiempo pensé que mi madre se habría suicidado si yo no hubiese nacido , ha escrito. ¿De niña tenía algo así como un sentimiento de responsabilidad hacia su madre?

D.F. No. Lo veía más bien como que yo le había dado un motivo para seguir viviendo. Mi madre quería que yo fuese libre e independiente, que descubriera el mundo. Que no fuese una víctima, que no tuviese miedo.

XL. Tuvo muchas aventuras con famosos, entre otros con Richard Gere. Pero ha escrito que solo se ha sentido amada dos veces. por su primer marido y por su marido actual, Barry Diller, un empresario multimillonario

D.F. No era rico cuando nos conocimos.

XL. ¿Podría amar a un fontanero?

D.F. Claro. Nunca fui detrás del dinero.

XL. ¿Por qué fracasó su primer amor?

D.F. Éramos demasiado jóvenes. Y luego salió ese artículo sobre nosotros en la revista New York

XL. en el que Egon se ufanaba de su bisexualidad y de sus aventuras, y en el que usted a su vez decía que el sexo en el matrimonio era tan excitante como tocarse la mano derecha con la izquierda.

D.F. Cuando lo leí y vi en lo que nos habíamos convertido, pensé. No deberíamos seguir siendo pareja .

XL. Su relación con su marido actual también fue turbulenta. Lo dejó durante un tiempo por un brasileño. Luego por un italiano, que le exigía que se vistiese de una forma discreta

D.F. En aquella época, mis hijos me decían que tenía cero personalidad. Pero estaba viviendo una fantasía. quería saber qué se siente siendo sumisa.

XL. ¿De qué está orgullosa?

D.F. De mis hijos. Y de aquel sencillo vestido que diseñé. Es mi tercer hijo.

Nuevo XL Semanal
El nuevo XLSemanal

A partir de ahora consulta los nuevos contenidos en la web de tu periódico

Descúbrelos