Carolina Marín: «Cuando entro en la pista, me convierto en una leona»

Una española campeona del mundo, de Europa y número uno del mundo. ¿En qué deporte existe algo así? Carolina Marín es de Huelva, tiene 22 años y es el gran milagro del bádminton.  Por Ricardo Uribarri/ Fotografía Carlos Carrión

Hace ocho años que dejó su Huelva natal para centrar su vida y su mente en entrenamientos y competiciones. El sacrificio -lo tiene clarísimo- le ha merecido la pena.

Vigente campeona del mundo y de Europa, y número uno del ranking mundial, Carolina Marín ha triunfado en un deporte monopolizado con mano de hierro por China en la última década; a excepción de ocasionales irrupciones de Indonesia, Japón y Corea del Sur, países donde el bádminton es un deporte tremendamente popular. Nada que ver con España. De ahí la heroicidad de esta onubense que aparcó un buen día su pasión por el flamenco para entregarse a la raqueta y al volante (la ‘pelota’ del bádminton).

XLSemanal. ¿En sus mejores sueños imaginó que sería campeona del mundo, de Europa y número uno?

Carolina Marín. A lo mejor no todo junto, pero tenía muy claro lo que quería cuando vine a Madrid con 14 años. Le dije a mi entrenador que quería ser número uno del mundo, campeona de Europa y del mundo y campeona olímpica. Me queda el oro olímpico. Si no puede ser en Río 2016, espero conseguirlo en Tokio 2020.

XL.¿De dónde le viene esa extrema confianza en sí misma?

C.M. Creo que ha nacido en mí. Mi familia, además, es muy luchadora y me ha enseñado a ser así. No sé, es algo propio de mi carácter.

XL. ¿No le da vértigo haber llegado tan arriba?

C.M. No, pero es verdad que lo duro, que es mantenerse entre las mejores, empieza ahora.

XL. Hace unos meses, en España nadie conocía su nombre ni prestaba atención a su deporte. Y, ahora, pues estamos haciendo esta entrevista

C.M. Sí, me siento muy orgullosa de que el bádminton se conozca más y, sobre todo, de que los niños lo quieran practicar. El otro día me enviaron una foto de unas niñas jugando en un parque de Sevilla y fue una gran alegría.

XL. Llegar a la cima en un país donde se parte de cero ¿tiene más mérito?

C.M. Yo creo que sí. Cuando te dedicas a un deporte más conocido, hay más facilidades. En el centro de alto rendimiento tengo muy buen equipo técnico, pero no hay las posibilidades que tienen en Asia, con seis jugadoras del mismo nivel para entrenar.

XL. Es la única europea entre las 19 primeras. ¿No la ven las asiáticas como un bicho raro?

C.M. No sé. No hablan mucho con otros deportistas y no sé bien qué piensan de mí. Lo que sé es que ahora me tienen mucho más controlada. Ponen cinco o seis cámaras detrás de mí para analizar mi juego. Pero bueno de vez en cuando aparece un bicho raro de algún sitio [se ríe].

«Es muy triste que se habla el bádminton por cosas feas que se están haciendo en la federación»

XL. ¿Cómo acaba una chica de Huelva aficionada al flamenco dedicándose al bádminton?

C.M. Empecé a jugar con 8 años. Mi distracción principal era bailar flamenco, pero una amiga me animó un día y empecé a practicarlo como un hobby. En un par de años comencé a tomármelo más en serio y ya con 12 me centré en el bádminton, dejé el baile y con 14 gané mis primeros torneos. Entonces, Fernando Rivas que sigue siendo mi entrenador vio algo en mí, un diamante que pulir, y me trajo a Madrid.

XL. ¿Cuál es el secreto de su meteórica progresión?

C.M. Los entrenamientos y el cambio constante en mi juego. Cambiamos detalles para no ser previsible ante mis rivales. Hemos trabajado mucho en ello de cara a este mundial.

XL. Una de sus virtudes es la fortaleza mental. ¿Viene de serie o se aprende?

C.M. Ambas cosas, aunque no sería lo que soy sin el psicólogo. Cuando llegué a Madrid, pensaba que era alguien que ayudaba a los locos. Ahora, que llevo seis años con Pablo del Río, él es el hombre que tengo en mi cabeza cuando juego. Estoy encantada.

XL. Otra ayuda clave es su técnico. Fernando Rivas

C.M. Ha sido clave en todo. Él me descubrió, convenció a mis padres, que no fue fácil, creyó en mí desde el principio, somos un equipo

XL. ¿La Carolina Marín que vemos en la pista es muy distinta a la de fuera?

C.M. Totalmente. En la pista me convierto en una leona, me pongo el disfraz de trabajo y lo doy todo. Fuera de la pista soy superabierta, simpática, extrovertida; me gusta estar con mis amigos y mi familia.

XL. Hace poco le dedicó una victoria a su abuelo, recientemente fallecido. ¿No pasar más tiempo con la familia es el precio que se debe pagar para alcanzar el éxito?

C.M. Eso es duro. Soy la única de mi familia que está lejos de casa. Cuando falleció mi abuelo, sentí mucho no estar con ellos. Al verme dedicarle el triunfo en Australia, se emocionaron; era alguien importante para nosotros.

XL. ¿Y cómo lleva el cambio que ha sufrido su vida?

C.M. Bien, porque tengo todo muy bien organizado. Si no, estaría saturada.

XL. ¿Sabe peor una derrota cuando te acostumbras tanto a ganar?

C.M. Lo que peor sabe es cuando no consigo sacar mi juego, por ansiedad, no dar mi cien por cien. No me duele perder, lo peor es no haber luchado.

XL. La comparan con Rafa Nadal. ¿Cómo lo ve usted?

C.M. Ambos somos muy competitivos, luchadores, nunca damos un punto por perdido. Y los dos tenemos una gran fortaleza mental.

«Las asiáticas no hablan mucho conmigo, ahora ponen cámaras para analizar mi juego»

XL. Lleva los aros olímpicos tatuados en la muñeca. ¿Una medalla en los Juegos es el gran sueño que le falta?

C.M. Es el sueño más grande de todo deportista. Desde pequeña quiero conseguir el oro en unos Juegos. Si no es el año que viene, que sea en 2020. Pero antes tengo otras metas, como revalidar esta semana el título mundial y ganar torneos Superseries para mantener el ranking.

XL. ¿Ganar otro mundial le haría tanta ilusiónprimero será insuperable?

C.M. El primero siempre quedará ahí, pero si lo logro será algo muy bonito, ya que hace años que nadie gana dos mundiales seguidos.

XL. ¿Una campeona de Europa y del mundo puede vivir del bádminton?

C.M. Sin patrocinadores sería imposible y menos en España, donde no es popular. En Asia sí porque es el deporte rey, pero aquí En los grandes torneos, de hecho, ni siquiera dispongo de fisioterapeuta. Para este mundial me lo pagaré yo porque la Federación Española dice que no tiene dinero. Si queremos llegar a lo máximo, necesito esa ayuda, aunque la tenga que pagar yo.

XL. Mantiene una agria disputa con la Federación por la cesión de derechos de patrocinio. Los dirigentes quieren que un alto porcentaje de sus ingresos por ese concepto vaya al organismo

C.M. Es muy triste que el bádminton sea conocido por cosas feas que se están haciendo por parte de gente de la Federación. Espero que estas personas cambien de mentalidad porque eso está afectando mucho a este deporte. Los deportistas estamos haciendo algo grande, y no quererlo aprovechar me parece una falta muy grave. Me siento muy dolida con el presidente, David Cabello, porque está provocando que el bádminton no crezca en España. Espero que sea capaz de rectificar.

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