Gisele Bündchen: «Cuando alguien apuesta por mí, no decepciono»

Esta mujer tiene un don: dispara las ventas de una firma hasta un 30 por ciento. Gisele Bündchen convierte en oro todo lo que toca. Tanto que, si cotizara en Bolsa, sería uno de los valores más seguros del mundo. Por Fernando Goitia

«Tenía 13 años y estaba llorando. Había quedado segunda en un concurso de modelos, pero no lloraba por no haber ganado, sino porque una amiga suya  -recuerdo bien sus palabras: ‘Mucho más guapa y que merecía mucho más’ había sido eliminada. Entonces, no entendí bien la situación. Con el tiempo, nos hicimos grandes amigas y comprendí que aquel episodio resume la esencia de Gisele Bündchen: es alguien que siempre está ahí, dispuesta a ayudarte. Una amiga de verdad».

Nació en una pequeña ciudad, en la frontera con Argentina, poblada desde los años veinte por colonos alemanes

Fernanda Tavares, supermodelo brasileña, también tenía 13 años aquel día en que conoció a la mujer llamada a poner Brasil en el mapa de la moda. Empezaron juntas, pero Bündchen pronto superó a todas sus colegas y, aun así, dos décadas después Tavares aporta este sentido testimonio a Gisele (editorial Taschen), el libro con el cual la modelo de 35 años celebra dos décadas de vida profesional.

«Cuando comencé como modelo -rememora Gisele-, nunca imaginé estar donde estoy. Me veía como una chica indefensa, la niña más torpe del mundo. Cuando conseguí mi primer trabajo, no podía creer que alguien me diera una oportunidad. Hoy sigo sintiendo lo mismo cuando alguien apuesta por mí; jamás me lo tomo a la ligera. No me gusta decepcionar a nadie» .

Nacida en Horizontina, una pequeña ciudad del estado brasileño de Río Grande del Sur cercana a la frontera argentina y poblada por colonos alemanes en los años veinte, Gisele Bündchen soñaba con ser jugadora de vóley hasta que, por insistencia de su madre, ella y dos de sus cinco hermanas -Patricia, su gemela, y Gabriela- se apuntaron a un curso para modelos.

«Gisele nació cinco minutos antes que su hermana gemela. Siempre ha intentado ser líder en todo», dice

Formaron siempre un trío inseparable, cuenta en el libro Valdir Bündchen, su padre, profesor universitario y escritor. «Fueron juntas a la guardería y al colegio, eran compañeras en clase. Su juguete favorito era una casa de muñecas que les construimos con su baño, su cocina y hasta un balcón. También teníamos una piscina, siempre estaba llena de gente, y una cancha de vóley-playa que les hice frente a la casa. Con once años, de hecho, Gisele, Patricia y Gabriela formaron la mitad del equipo de vóley que ganó los Juegos Nacionales Evangélicos».

El día que cambió su destino

Dos años después, sin embargo, tras ser descubierta como modelo en un centro comercial de Porto Alegre, capital de Río Grande del Sur, en una excursión del colegio, Gise -como la llama su familia- decidió apostarlo todo a su nueva inquietud. Su ascensión fue meteórica. Con 14 años se mudó a São Paulo, la gran megalópolis brasileña para lanzar su carrera como modelo y, previo paso por Japón, deslumbró al mundo en la Fashion Week de Nueva York dos años más tarde. El resto es historia.

Así se veía Gisele de pequeña: «Como la niña más torpe del mundo. Indefensa. Nunca imaginé estar dónde estoy»

«Gisele nació cinco minutos antes que su hermana gemela y así ha seguido toda su vida, intentando mantener esa primera posición -rememora su madre, Vânia Nonnenmacher, una empleada de banca jubilada-. Siempre ha dado lo mejor de sí. Recuerdo un día, tenía ella ocho años, en que una vecina trajo a las niñas desde el colegio y, al dejarlas solas en casa y verlas ocupándose de las tareas domésticas, les preguntó.’¿Y quién cuida de vosotras?’. Gisele respondió: ‘Nosotras solitas’. Era la líder en todo, siempre buscando realizar sus deseos sin escatimar esfuerzos ni sacrificios. Otro día vio a su gata dando a luz en el jardín. La pobre estaba exhausta, el último gatito se había atascado y Gisele no dudó en ayudarla a traerlo al mundo. Así ha sido siempre, ayudando a quienes lo necesitan» .

A sus 35 años, aquella niña echada para adelante es hoy un auténtico rostro universal. Habitual en las listas de las más bellas, las más ricas y las más influyentes, fue bautizada como la Rey Midas de la moda. Lo saben bien las marcas a las que ha asociado su nombre. Y la lista es larga. Interminable. No es extraño. Convertir a Gisele Bündchen en tu ancla comercial puede disparar tus ventas hasta un 30 por ciento, como fue el caso de CandA Brasil. O, en sentido contrario, prescindir de sus servicios puede llevar las acciones de tu empresa a caer en esa misma proporción, como le sucedió a Victoria’s Secret.

Símbolo nacional

La verdadera medida del mito, sin embargo, se halla en la vida cotidiana de Brasil. En las calles de su país, su figura es omnipresente. Y en los hogares, donde uno se cree ya a salvo de su presencia, enciendes el televisor y de nuevo te topas con esta mujer que aparece en más de seis mil anuncios cada año. Gisele Bündchen es ya para su país un símbolo nacional a la altura de Pelé, superando en popularidad a personajes como Lula, Ronaldo o Neymar.

Y en el mundo de la moda, Fernanda Tavares no es, ni de lejos, la única rendida a los pies de la brasileña. En el libro de Taschen, 80 personalidades de la industria -Valentino, Donatella Versace, Karl Lagerfeld o Anne Wintour entre ellos, además de fotógrafos como Mario Testino o Steven Meisel- agotan el diccionario para retratar a «la última de las supermodelos» -veredicto de Claudia Schiffer y Naomi Campbell con términos como «generosidad» , «presencia», «profesionalidad» , «empatía» y un larguísimo etcétera. Aunque la más certera, probablemente, sea Patti Wilson, la estilista determinante en los últimos 20 años, que tras citar aquel célebre «la belleza es poder, la sonrisa es su espada» -del naturalista británico del siglo XVII John Ray añade: «Y Gisele está armada hasta los dientes».

«En los más de ocho años que llevamos juntos, no he vivido un solo momento de aburrimiento con mi mujer». Tom
Brady

La sentencia de Wilson bien podría ser el remate ideal a estas líneas si no fuera porque Tom Brady su pareja desde 2006; su marido desde 2009; padre de sus hijos, Benjamin y Vivian Lake; y megaestrella del fútbol americano también se ha animado a hablar del amor de su vida en el homenaje. «En los más de ocho años que llevamos juntos nunca he vivido un solo momento de aburrimiento con mi mujer. No conozco a nadie con mayor capacidad para marcar una diferencia en las vidas ajenas. Es la persona más auténtica y genuina que conozco. Nadie ama la vida, el planeta y a su familia como ella. Estoy muy orgulloso». ¿Empalagoso? Pues esperen a saber cómo se conocieron. «Fue una cita a ciegas, idea de un amigo que tenemos en común -cuenta Brady-. Me dijo que conocía a la versión en chica de mí mismo» . «Y a mí me dijo que conocía a la versión en chico de mí misma», remata Gisele. Por lo visto, acertó.

Hoy la pareja, ambos grandes filántropos y defensores de las causas ‘verdes’ figuran desde hace años en las listas de famosos más generosos, vive en una mansión en Los Ángeles, construida en un 80 por ciento con materiales reciclados y sostenibles y donde usan energía solar, utilizan el agua de la lluvia para el uso doméstico, un sistema que recicla toda la que usan hacia los inodoros y una instalación eléctrica de bajo consumo. El 90 por ciento de los vegetales que comen son de su propio huerto.

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