Inspiradas en los populares ‘food trucks‘, ahora son las ‘boutiques’ de moda las que se ponen al volante. Camiones, autobuses y furgonetas reconvertidos en tiendas de ropa y accesorios. Las ‘fashion trucks’ recorren las ciudades. Por Ixone Díaz Landaluce
Una mano de pintura para disimular los achaques de una chapa con muchos kilómetros a sus espaldas, una visita al mecánico para comprobar el estado de los frenos y el motor y una reforma integral en el interior: donde antes había asientos o maleteros, ahora habrá percheros, baldas, espejos, un probador… Un poco de creatividad, una pequeña inversión inicial para comprar y adecentar la antigualla y mucho cariño. Así se pone en marcha un ‘fashion truck’, las tiendas de ropa sobre ruedas que hacen furor en Estados Unidos. Son proyectos pequeños y personales de emprendedores jóvenes y apasionados por la moda que están revolucionando la manera de comprar en las grandes ciudades.
El primero de su especie fue Le Fashion Truck, que empezó a recorrer las calles de Los Ángeles en 2011. Sus propietarias, Stacey Steffe y Jeanine Romo, se dedicaban a vender bolsos vintage y a hacer joyas a mano e inspiradas por el éxito arrollador de los food trucks decidieron darle una vuelta al concepto. La crisis contribuyó al fenómeno… Muchos jóvenes emprendedores incapaces de abrir su primer negocio convencional podían, sin embargo, invertir sus escasos ahorros en comprar un camión, renovarlo e inaugurar su tienda en apenas unas semanas. Así es como, en poco tiempo, los fashion trucks fueron tomando las calles de las grandes ciudades de Estados Unidos.
Espíritu ‘hipster’
Su hábitat natural son los mercados de agricultores locales, las ferias de arte o los festivales de música. Pero también los barrios más hipsters de cada ciudad. Las redes sociales, particularmente Twitter e Instagram, son la línea directa con su clientela más fiel, aunque también existe un buscador específico para localizarlos. The Fashion Truck Finder. Eso sí, no hay nada que atraiga más a curiosos que la llamativa estampa de esos vehículos antiguos con perchas y espejos en su interior aparcados en medio de la ciudad. Su ventaja respecto a las tiendas de ropa convencional es precisamente esa. la experiencia que ofrecen es única; el trato, personalizado. Nada que ver con comprarse una camiseta o un vestido en un centro comercial o en la sucursal de una gran cadena de ropa. Lo mismo se aplica a su inventario. Las prendas y los accesorios que cuelgan de sus perchas suelen ser piezas de diseñadores locales o modelos vintage. El fenómeno es tal que las creadoras de Le Fashion Truck han puesto en marcha una asociación nacional que asesora a emprendedores del sector y que ya cuenta con más de cien miembros.
Furgonetas patrias
Y como cualquier tendencia que se precie, esta también ha cruzado el charco. En España, la pionera es Natàlia Puiggròs, propietaria de The Gypsy Truck, que echó a andar en 2015 en Formentera. Puiggròs se animó a poner en marcha su propio fashion truck después de comprobar el éxito que estas tiendas sobre ruedas tenían en las calles de Nueva York. Lo primero era encontrar un vehículo. Le compró el camión, un modelo de la marca británica Commer, a un amigo artista. Él lo había utilizado durante los años setenta para viajar por Europa de festival en festival. A cambio de pernoctar en su interior, los artistas que se iba encontrando por el camino le decoraban la furgoneta con sus dibujos. El Commer llevaba varias décadas cogiendo polvo en un garaje hasta que Natàlia lo rescató de su jubilación anticipada. Después de una visita al taller y de acondicionar el interior (probador incluido), The Gypsy Truck empezó a hacer kilómetros. «Intento proyectar un estilo de vida. Todos los productos han sido seleccionados cuidadosamente. Además, las marcas con las que trabajamos no tienen distribución, o muy poca, en España», explica. Por eso, casi todas las prendas y accesorios que venden son únicos. También comercializa una marca propia de camisetas, blusas y bisutería. Para ella, el encanto de un fashion truck frente a una tienda tradicional está claro. «Vives una experiencia diferente, exclusiva, creativa y de calidad. Y hasta puedes pedir que el truck vaya a tu casa», explica. De hecho, su furgoneta se puede alquilar para eventos privados como despedidas de soltera o bodas.
Las prendas que cuelgan de sus perchas suelen ser piezas de diseñadores locales o modelos ‘vintage’
En España, la normativa para estos negocios es la misma que rige para los food trucks. se puede circular con ellos, pero para poder estacionar y vender es necesario un permiso municipal de cada ayuntamiento.
Pese a su éxito, este tipo de negocios suelen tener no obstante fecha de caducidad. La mayoría ni siquiera llega a celebrar su segundo aniversario, como sucedió con Nomad, el fashion truck más popular de Nueva York. Y es que los gastos -entre seguros, licencias y reparaciones de vehículos viejos con una salud frágil- son elevados. Muchos emprendedores acaban abriendo una tienda convencional con el mismo nombre aprovechando el tirón de su tienda portátil. Pero eso no quiere decir que los fashion trucks estén condenados a desaparecer. Aunque quizá sí a reinventarse como espacios efímeros o tiendas pop-up. Es el sino de la moda sobre ruedas: siempre está en movimiento…